Psiquiatría

ANÁLISIS: Un disocial debe estar vigilado por Isabel Manéndez Benavente

La Razón
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l ¿Qué es un trastorno disocial?
–Es un trastorno en el que el afectado viola de forma repetitiva los derechos básicos de otras personas o las normas sociales. Son a menudo fanfarrones, con tendencia a las peleas físicas, manifiestan crueldad hacia personas y animales, pueden forzar a actividades sexuales, roban o utilizan armas; y destruyen propiedades. Suelen ser intolerantes a las frustraciones, hostiles ante los demás porque malinterpretan sus intenciones sus explosiones pueden ser muy violentas. Carecen de empatía y de sentimiento de culpa, no son capaces de entender el sufrimiento ajeno. Son manipuladores y fríos. Realmente es la antesala del trastorno de personalidad antisocial, que se puede llamar también psicopatía, lo que sucede en un 49% de los casos, cuando el inicio de la sintomatología ha sido precoz como en este caso. Suelen tener descontrol de impulsos y además es habitual que consuman drogas, por la necesidad de obtener una recompensa y placer inmediato, lo que hace que sus conductas aún se vuelvan más peligrosa.

l ¿Cuál es su tratamiento?
–Es difícil a edades avanzadas. Son pacientes que habitualmente han presentado problemas desde niños, que es cuando debe iniciarse el tratamiento. La intervención cuando el trastorno está muy avanzado, con consecuencias tan graves como el asesinato, es complicada, aunque no imposible. Hay que tener en cuenta que además de tratamiento farmacológico se necesita una terapia psicológica e intervención en el entorno.

l ¿Deben estar vigiladas estas personas?
–Resulta preocupante que una persona de estas características no tenga ningún tipo de control. Es habitual que entren y salgan de prisión continuamente y en muchas ocasiones reinciden cada vez con delitos más graves. Cuando se diagnostica este trastorno, lo mínimo sería una vigilancia y, en mi opinión, resultaría imprescindible para su puesta en libertad, la obligación de seguir un tratamiento farmacológico y una terapia, algo que no se contempla en nuestro ordenamiento jurídico. Dejarle libre y sin ningún tipo de control resulta un peligro para la sociedad y para él mismo. Es una total imprudencia.

 

Isabel Manéndez Benavente
Psicóloga infantil y juvenil