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De la tierra escarchada al paladar

Europa hace años que se enamoró de este caldo. La bodega Álvarez Nölting busca conquistar a los valencianos.

Óscar Clemares, director gerente de Álvarez Nölting, fundó la bodega hace ya siete años. En la imagen, posa con su nuevo caldo
Óscar Clemares, director gerente de Álvarez Nölting, fundó la bodega hace ya siete años. En la imagen, posa con su nuevo caldolarazon

Valencia- Una cuna fría para criar un caldo suave, dulce, y aromático. Unas manos rudas para rescatar de la noche los granos de una uva mimada. El de hielo es de esos vinos con más futuro que pasado, lo que abre muchos interrogantes sobre su gélido origen. Así es que para los muchos que aún no lo sepan, recibe su nombre de una vendimia que, a partir de finales de septiembre, recoge -a veces en mitad de la noche- una uva escarchada y pequeña, la de la modalidad «riesling», muy conocida en el centro de Europa, pero algo menos en España. Luego se traslada en camiones frigoríficos a cero grados para mantenerla congelada y conseguir un efecto idéntico al natural, con una alta concentración de azúcares y ácidos que crearán un vino meloso y fresco.
Un preámbulo que justifica la curiosidad por la nueva creación de bodegas Álvarez Nölting, que con poco más de siete años de vida, se ha atrevido con uno de los vinos más exclusivos. Su director general, Óscar Clemares, cuenta cómo ha sido la última aventura empresarial, y para ello echa mano del éxito que este tipo de caldo tiene en países europeos y Norteamérica, donde se le considera un producto «delicatessen» ideal para aperitivos y postres.

La Comunitat al rescate
Su estrategia comercial, no obstante, es distinta, y mientras fuera de nuestras fronteras la botella alcanza los noventa euros de precio, la que embotellan en Fontanars del Alforins, una pequeña localidad de apenas mil habitantes en plena comarca de la Vall d'Albaida, será de doce.
Pero aunque la empresa no va nada mal -ha crecido un 51 por ciento en el último año-, la ambición es controlada, así que solo habrá 2.500 botellas, que según las previsiones, irán destinadas en su mayoría al mercado nacional, sobre todo a la Comunitat. Y es que Valencia, Alicante, Castellón, Murcia y varios países extranjeros son los que están salvando la temporada. «En el resto del país, las cosas van fatal», lamenta Clemares.
Dicho esto, celebra la buena marcha en mercados como el alemán, el suizo, el estadounidense, el inglés y el cada vez más sibarita cliente chino. De hecho, la mitad de su producción -unas 100.000 botellas al año- la disfrutan paladares extranjeros.
«Hay hueco, pero el mercado se ha hecho muy selectivo». El empresario vinícola no se atreve, de manera directa, a animar a sus colegas a que invadan con productos españoles otros países, pero sí a seguir trabajando por la calidad. «Lo otro, el salir al extranjero, es una consecuencia directa de esto». Cree que, si se buscan, sigue habiendo motivos para brindis. El suyo lo hace, desde el viernes, con su nuevo vino de hielo.


Empresa con origen de homenaje
Óscar Clemares ríe cuando le llaman joven empresario, pero con 30 años ya dirigía una bodega. Hoy, con 38, capea la crisis con un manual de buenas prácticas que lleva por título «calidad». A su historia va unida la de Juanma Álvarez Nölting, un amigo ya fallecido que entonces le dio la idea y que ahora da nombre a la bodega. Juanma murió antes de que el primer vino saliera al mercado. Hoy vería cuatro caldos -dos tintos y dos blancos-, todos ellos valorados con más de noventa puntos en la Guía Peñín, la que dicen es la Biblia vinícola. Poco a poco esta empresa se hace hueco en un mercado que, si bien nota los embistes económicos, sigue demandando productos para paladares sibaritas.