El Barcelona se queda sin defensas

Al precario estado físico de muchos de sus jugadores, que contrasta con el buen tono de su rival, se le han unido los percances físicos que asolan a sus defensores, que le dejan sin margen de maniobra para formar una retaguardia de garantías en la ida de la Supercopa de España.

Piqué y Busquets acabaron con problemas físicos el partido que disputó la Selección en Italia. Ambos fueron examinados por los médicos de la Federación, que descartaron una lesión de gravedad. Los servicios médicos azulgrana confirmaron ayer ese pronóstico después de las pruebas a las que sometieron a los jugadores en la ciudad deportiva. Piqué sufre una sobrecarga en los isquiotibiales de la pierna derecha y Busquets, una contusión costal. A pesar de que ninguno de los dos percances reviste gravedad, ambos son duda para el domingo.

Teniendo en cuenta que Puyol está descartado para el choque del Bernabéu, la situación comienza a ser delicada para Guardiola. Abidal, Busquets y Mascherano son tres jugadores que han actuado en el centro de la defensa cuando ha habido bajas, pero hay variables a tener en cuenta. Maxwell sigue trabajando al margen, por lo que Abidal podría verse obligado a seguir en el lateral izquierdo. Y, si Busquets no se recupera a tiempo, la presencia de Mascherano en defensa dejaría el medio campo huérfano de recuperadores.

A la hora de encontrar soluciones, Guardiola podría verse obligado una vez más a mirar hacia La Masía. Si Piqué y Busquets acaban siendo baja, Fontàs quedaría como único central nato del primer equipo disponible. Y el primer nombre que aparece para reforzar la retaguardia es el de Sergi Gómez, tras su brillante actuación en el reciente Europeo sub'19. El técnico azulgrana no dispone de demasiado tiempo para tomar decisiones y es que, en una decisión sorprendente, ha decidido viajar a Madrid el sábado, un día antes del partido, acortando así el plazo de recuperación unas horas. Un rompecabezas monumental.


Wenger se da por vencido
Arsène Wenger era el principal obstáculo que se interponía entre Cesc Fàbregas y el Barcelona. La presión del jugador, del club azulgrana y hasta de la propia directiva del Arsenal ha acabado por obligar al técnico francés a transigir y aceptar la marcha de su capitán. «Esperemos que vaya muy rápido», admitía ayer. Los responsables del club «gunner» se reunieron ayer para acabar de dar luz verde a la operación, después de que el Barça subiera su última oferta hasta 40 millones de euros gracias a los 5 que aportará el propio Cesc. Los 6 millones en variables han retrasado la oficialidad del traspaso, que será hoy.