Estreno

Borja Cobeaga: «Mi comedia sobre ETA no será política»

El realizador de «Pagafantas», su opera prima, estrena el próximo día 5 de enero «No controles», pero ya piensa en «Fe de etarras», una comedia sobre un comando terrorista. Cobeaga asegura que no hay ideología detrás de este proyecto

Los protagonistas de «No controles» con el director (derecha)
Los protagonistas de «No controles» con el director (derecha)larazon

Borja Cobeaga tiene un ritmo de producción envidiable. Impulsado por el buen resultado de su primera comedia, «Pagafantas», pocos meses después de su estreno empezó a rodar «No controles», que estrena el 5 de enero. Primero la definía como «La jungla de cristal del amor», porque transcurre durante Nochevieja en un hotel de carretera –ya que el aeropuerto está colapsado por la nieve–. Ahora prefiere definirla como «Notting Hill» con un petardo, pues suma el toque romántico a la comedia más alocada. Ya está pensando en su tercer filme: «Fe de etarras», una comedia sobre un comando de ETA; sí, como lo han leído.

-Logra derribar algunos mitos de la comedia romántica con este filme, como que la protagonista femenina no resulte una mujer florero, pero, sobre todo, que sea comedia de verdad, que la gente se ría, lo que no consigue siempre este género.
-Es honesta y muy de verdad. Por ejemplo, los amores pasionales funcionan fenomenal en los melodramas, pero aquí nos fijamos en dos personas que se llevan bien y quieren estar juntos. No caemos en lo ñoño ni en lo superficial. Tanto en «Pagafantas» como en ésta hemos cuidado mucho la parte emotiva. Sobre todo, porque si no hay melancolía, cierto punto tristón, los chistes no me hacen tanta gracia.

-¿Se dieron cuenta durante la elaboración del guión de que habían creado un monstruo, Juancarlitros? Una especie de emoticono andante que ametralla con chistes, ese ex compañero de clase con el que nadie se quería sentar...
-Durante la escritura imaginábamos cómo era el pasado de todos los personajes y con él nos salían como cuatro folios de información. Fue el único que escribimos para un actor determinado (Julián López, conocido por «Muchachada Nui» y ahora «Museo Coconut»). Es el personaje bombón de la película, pero sabíamos que si estaba más tiempo en pantalla sería insoportable.

-Supongo que habrán tenido que dosificarlo para que no resultara al espectador tan cansino como a Sergio (Unax Ugalde), el protagonista.
-Sergio es el frontón sobre el que vuelca todo Juancarlitros. Si le hubiéramos dado rienda suelta la película acabaría siendo cansina.

-En la parte más seria, este personaje funciona como espejo de Sergio, que en realidad es un tipo incapaz de expresar sus sentimientos. El, en cambio, no tiene pudor en hacerlo todo el tiempo.
-Estos contrastes son muy habituales en la literatura y el cine. Dos personas que no tienen nada que ver y se van cruzando: Sergio
empieza a «juancarlitrizarse» y a la inversa.

-Después de la huelga de controladores y el temporal de nieve que ha paralizado Europa, ¿tiene la sensación de haber hecho costumbrismo predictivo?
-Nada más acabar el rodaje de la película sufrí un «overbooking», el siguiente vuelo se canceló... Más que una cinta autobiográfica es agorera. Pero esto pasa continuamente y cada año nos avergonzamos de lo mismo.

-¿Cómo lleva eso de estrenar una película sobre Nochevieja la noche de Reyes?
-Mi ilusión es que se haga en Navidad. Estrenar una película es cada vez más difícil, tanto como intentar reservar un hotel en temporada alta.

-Parece que el cine español ha perdido el complejo poco a poco. Este año Álex de la Iglesia ha estrenado en vísperas de estas fiestas y Bollaín y usted al final, la época más concurrida en la cartelera.
-Ya pasó el año pasado con «Celda 211», y éste se ha repetido con otros filmes como «Tres metros sobre el cielo» y «Entre lobos», que se están defendiendo muy bien. Sobre todo, en estas fechas se ven películas pensadas para el espectador, que es lo que más me gusta. Pasamos mucho tiempo de espaldas al público y me alegro de que haya varias que se hagan pensando en alguien. Hay una maravillosa intención de gustar.

-Cuando anunció en el Festival de Gijón que su siguiente proyecto era «Fe de etarras», una comedia sobre el terrorismo, ¿esperaba la gran repercusión mediática que tuvo?
-No era consciente, y además es un proyecto antiguo. También me sirvió de test comercial. Hubo quien me animó porque creen que es algo necesario, pero también hay otros que lo consideran una falta de respeto. Mi intención es hacer una película sin ideología. No será política, sino más bien costumbrista. La experiencia de «Vaya semanita» –un programa de humor en la televisión vasca que puso en marcha junto a su guionista, Diego San José– me enseñó a pillar muy bien el tono sin ofender a nadie ni tocar aspectos especialmente espinosos. Abordaremos el tema con delicadeza.

-¿Hay que ser valiente para asumir un desafío así?
-Relativizo mucho el tema de la valentía. Será una película tremendamente personal. Tenemos algo que contar de la vida cotidiana de la sociedad vasca.

-Habrá quien diga que no se puede hacer una película apolítica sobre un tema tan político...
-Pues lo vamos a hacer, aunque, de momento, el guión no está escrito.

-Según ha adelantado, los protagonistas serán un comando etarra que alquila un piso franco y les toca ser presidentes de la comunidad. ¿Estará influida por «Aquí no hay quien viva»?
-No, la verdad es que aún no tengo claro completamente cómo será, pero sí lo que no queremos: no vamos a hacer una versión de «La comunidad» –el filme de Álex de la Iglesia– con terroristas.


El detalle
ESPECIALIZADAS

Cobeaga es un cinéfilo. No puede enlazar dos frases sin hacer una referencia cinematográfica. Lo que no implica que tenga ínfulas de intelectual. Es más, puede considerarse como representante de una generación de directores españoles que, por fin, ha perdido el miedo al cine comercial. Que no solamente no reniega de él, sino que se enorgullece de que sus películas sean clasificadas así. Será por eso que ha logrado enlazar un rodaje con otro y hacer esperar a sus «fans» lo justo para disfrutar de otra película suya en la cartelera. Él sólo aspira a convertirse en un realizador prolífico al estilo de Woody Allen. Y sabe que está en el camino, como así nos confiesa: «Esta cinta es una consecuencia directa de "Pagafantas"(arriba, en la foto). Ha sido algo natural porque mis filmes tienen una vocación comercial y se hacen de forma sencilla. Eso sí, rodar las dos seguidas ha sido agotador. Me gustaría hacer muchas películas».