Hasta cuándo

Tras un mes de vivencias, los «indignados» decidieron levantar el poblado que habían construido, pero advirtieron que «siempre vamos a dejar abierta la posibilidad de usar esta herramienta –la acampada– en el momento en que lo consideremos necesario». Aquellas palabras del colectivo fueron un presagio de lo que ocurriría un mes más tarde. Tras la gran manifestación autorizada del 29-J –convocada por un colectivo desvinculado del movimiento–, en la se ponía final a su presencia en las calles madrileñas, llegaron los «indignados» del resto de España al Paseo del Prado. Hasta ese momento, tanto el Ministerio del Interior como la Delegación de Gobierno les había permitido campar a sus anchas por la capital española. Ninguna de las concentraciones convocadas por el movimiento ha contado con la autorización de la Delegación, cortaron el tráfico en múltiples ocasiones e instalaron infraestructuras en la vía pública, todo ello penalizado en la normativa vigente. Pese a ello, nadie los apercibió y el movimiento se considera exento de cumplir la Ley. Los «indignados» aseguraron que se irían a Bruselas, pero sólo se fueron medio centenar. El resto, unas 200 personas, se han quedado acampados como en sus inicios y sin fecha límite para recoger el nuevo campamento.