Cataluña

Cañete debe poner orden por José Clemente

La Razón
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Las Cortes de Aragón aprobaron ayer por unanimidad rechazar un futuro trasvase del Ebro, no por ser insolidarios, sino por carecer de caudales suficientes para acometer una obra de esa envergadura. Dicho así de simple, uno lo puede llegar a entender, porque no se puede dar aquello de lo que se carece, máxime cuando la decisión es adoptada como decía al principio por unanimidad. Unanimidad quiere decir que todos los miembros del Parlamento aragonés están de acuerdo con esa iniciativa, es decir, que tanto los del PSOE, como los del PP, IU, PAR y Chunta Aragonesista votaron lo mismo. Estas son las secuelas de aquella «guerra del agua» auspiciada por el gobierno Zapatero y cuya ministra del ramo, Cristina Narbona, aplaudió a rabiar mientras brindaba con cava junto a miembros de Esquerra a orillas del Ebro a su paso por Tortosa. Son las consecuencias de una territorialización de un bien común como el agua en manos de las autonomías, algunas de ellas como Cataluña y País Vasco, que quieren separarse de España. Tampoco es nueva la fragmentación política de los socialistas a la hora de tratar este asunto, al votar en Murcia lo contrario de lo que hacían en Aragón y en Aragón lo contrario de lo que hacían en Madrid. También es sospechoso que el PP de Aragón se acoja ahora a una iniciativa de los comunistas de IU que desdibuja la política hidrológica del PP nacional, algo que debería mover a Cañete a poner orden entre los suyos. Es falso porque el Ebro, a pesar de bajar con unos caudales inferiores a otros años con más lluvias, sigue teniendo agua suficiente para abastecer a la España seca. No hay más que recurrir a los datos para recordar que el río arrojó al mar el pasado año el equivalente de once trasvases del Ebro. Por tanto me gustaría saber qué futuro tiene esta obra cuando el PP de Aragón se desmarca de lo que propuso Cañete cuando afirmó en el Congreso que los territorios con necesidades no tendrían nunca problemas de abastecimiento.