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EL EXPERTO: Mucho ruido y pocas nueces

La Razón
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El Impuesto del Patrimonio no era un impuesto de ricos. En un principio, tenía naturaleza censal y pretendía que los contribuyentes más pudientes «se retratasen» ante el Fisco, declarando los bienes que poseían. La idea era que el gran impuesto recaudatorio fuese el IRPF. Sin embargo, el impuesto se fue desnaturalizando por varias vías. En primer lugar, el mínimo exento acabó quedando en 117.000 Euros, es decir no ganar anualmente, más de 20 millones de las antiguas pesetas era ser oficialmente rico. En segundo lugar, que los grandes ricos de verdad consiguieron pagar muy poco o casi nada. Por último, seguramente para compensar, los tipos impositivos llegaron a alcanzar el 2,5%. Son unos tipos muy elevados, pues se exigen con independencia de que el capital produzca o no.

La realidad es que un Impuesto del Patrimonio sólo está vigente, dentro de la OCDE (países avanzados) en Francia y Suecia. En España recaudaba, antes de la crisis, unos 2.000 millones de euros. Ahora mismo, recaudaría, si no hay cambios, unos 1.500 millones de euros. Si se eleva el mínimo exento, la recaudación no pasaría de unos pocos cientos de millones de euros. Si ésta va a ser la contribución de los ricos para que salgamos de la crisis, una conclusión se impone: mucho ruido y pocas nueces.Evidentemente, hay que incrementar la justicia fiscal en España.

Sin embargo, eso pasa por una reforma integral del sistema fiscal, que incida en las grandes figuras recaudatorias como el IRPF o el IVA, o sobre todo el impuesto de sociedades, que cada vez recauda menos. Por encima de todo, necesitamos luchar más eficazmente contra el fraude fiscal, que es la gran fuente de desigualdades en los impuestos. Dentro de estas grandes reformas una declaración censal de grandes patrimonios puede ser eficaz, pero reimplantar un impuesto tan mal diseñado como el Patrimonio no sólo puede ser poco útil, sino hasta contraproducente.