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Los humedales restaurados no alcanzan la calidad de los originales

La restauración de humedales -una industria que mueve miles de millones de dólares al año en los Estados Unidos- pretende crear ecosistemas similares a los que desaparecieron durante el siglo pasado.

Sin embargo, un nuevo análisis de los proyectos de restauración, publicado en 'PLoS Biology', muestra que los humedales restaurados rara vez alcanzan la calidad de un humedal natural.

"Una vez que se degrada un humedal, éste no recupera su conjunto normal de plantas, o su almacenaje de carbono orgánico del suelo -que tanto afectan a los ciclos naturales de agua y nutrientes- por muchos años", explica el doctor David Moreno Mateos, de la Universidad de California, en Berkeley, quien añade que "incluso, después de 100 años, el humedal restaurado sigue siendo diferente del que había antes, y puede que nunca se llegue a recuperar del todo".

El análisis de Moreno-Mateos pone en cuestión una estrategia de mitigación común explotada por los desarrolladores de la tierra: la creación de un nuevo humedal para remplazar a un humedal que será destruido para dedicar su la tierra a otros usos. El investigador advierte que, en un momento de aceleración del cambio climático, causado por el aumento de carbono en la atmósfera, el almacenamiento de carbono de los humedales es cada vez más importante.

"Los humedales acumulan una gran cantidad de carbono, por lo que cuando se seca un humedal para la agricultura o la construcción de viviendas, se derrama este carbono a la atmósfera", explica Moreno-Mateos, "si seguimos destruyendo o degradando los humedales, por ejemplo mediante el uso de bancos de mitigación, tardaremos siglos en recuperar el carbono que estamos perdiendo".

El estudio muestra, también, que los humedales tienden a recuperarse más lentamente si se encuentran en regiones frías, si son pequeños -de menos de un millón de metros cuadrados contiguos- o si están desconectados del flujo y reflujo de las mareas o de las corrientes fluviales.

Los humedales proporcionan muchos beneficios para la sociedad, señala Moreno-Mateos, como por ejemplo, la conservación de la biodiversidad, la producción de peces, la purificación del agua, el control de la erosión y el almacenamiento de carbono.

Sin embargo, el investigador observó que los humedales restaurados contienen un 23 por ciento menos de carbono que los humedales intactos, mientras que la variedad de plantas nativas fue un 26 por ciento menor, en promedio, de 50 a 100 años después de la restauración. Mientras que los humedales restaurados pueden parecer superficialmente similares -y las poblaciones de insectos y animales pueden ser similares, también- las plantas necesitan mucho más tiempo para volver a la normalidad y establecer el almacenaje de carbono en el suelo que convierte al humedal en un ecosistema saludable.

Moreno-Mateos señala que numerosos estudios han demostrado que ciertos humedales específicos se recuperan lentamente, pero su meta-análisis "podría ser la prueba de que esto está ocurriendo en la mayoría de humedales. Para evitar esto, se debe impedir la degradación de humedales", afirma el investigador.

Moreno-Mateos, quien obtuvo su doctorado durante el estudio de la restauración de humedales en España, realizó un meta-análisis de 124 estudios de monitoreo de 621 humedales de todo el mundo, y los comparó con los humedales naturales.

Casi el 80 por ciento de los humedales estudiados se encuentran en los Estados Unidos, y habían sido restaurados hace más de 100 años, lo que refleja el interés de Estados Unidos en la restauración de humedales, y la creencia común de que es posible reconstruir totalmente los humedales destruidos. Sin embargo, Moreno-Mateos observó que, en promedio, los humedales restaurados son un 25 por ciento menos productivos que los humedales naturales.

En futuros estudios, los investigadores estudiarán si la lenta acumulación de carbono se debe a una lenta recuperación de la comunidad de plantas autóctonas o a la invasión de plantas no nativas.