Bruselas

Los intereses de la deuda aprietan aún más el cerco a Portugal

Los intereses de la deuda lusa siguen en alza y apretaron hoy aún más el cerco financiero en torno a Portugal, que lleva ya dos semanas bajo fuerte presión de los mercados y sin consenso interno para pedir un rescate financiero.

Los intereses de la deuda aprietan aún más el cerco a Portugal
Los intereses de la deuda aprietan aún más el cerco a Portugallarazon

El mercado secundario penalizó este lunes a los bonos lusos con nuevos aumentos de interés, que en el caso de los títulos a diez años, los de referencia, subieron al 8,55 %, casi cinco puntos básicos más que la cotización del viernes.

A más corto plazo la presión es peor y en el caso de los bonos a cinco años, que rebasaron la semana pasada la cota del 9 %, el interés subió al 9,78 %, tres puntos básicos más que el viernes, y cerca ya de devorar otra línea de resistencia.

El mercado, preocupado por la crisis política lusa y la convocatoria de elecciones anticipadas el 5 de junio, sólo da un respiro a los títulos lusos en los vencimientos de dos y tres años que, con muy ligeros descensos, se mantienen en el 8,69 % y el 9,24 %, respectivamente.

La subida de hoy es la primera reacción a la nueva bajada de calificaciones que la agencia de notación Fitch aplicó el viernes a Portugal, cuya deuda soberana quedó a un solo paso del "bono basura"tras una rebaja de tres niveles que sigue a otra de dos escalones aplicada una semana antes.

También Standard and Poor's colocó en el mismo nivel de solvencia a la República de Portugal a raíz de la crisis abierta por la renuncia, el pasado día 23, del primer ministro socialista, José Sócrates, tras rechazar el Parlamento su cuarto plan anticrisis.

Las agencias calificadoras creen que Portugal va a precisar de ayuda externa en pocas semanas y advierten del peligro que significa para su situación financiera la falta de acuerdo entre sus líderes para tramitarla.

En las últimas horas se recrudecieron los enfrentamientos entre el Partido Socialista (PS) de Sócrates y el Social Demócrata (PSD, centroderecha), que propició la caída del Gobierno al sumarse a la oposición marxista en el rechazo parlamentario del último paquete económico.

El PSD había facilitado en cambio la aprobación, sólo por la minoría socialista, de los anteriores tres Planes de Estabilidad y Crecimiento (PEC) exigidos por Bruselas gracias a su abstención.

Fue "un acto de total inconsciencia. Toda la oposición se juntó para derrotar el PEC que garantizaba a Portugal no precisar de ninguna ayuda externa", acusó Sócrates en un acto en Oporto.

El primer ministro dimisionario calificó la decisión del PSD de "total irresponsabilidad"motivada por su "ansia de poder"y dijo que pasará a los anales de la Historia como un sacrificio de los intereses del país para beneficiar a ese partido, que las encuestas dan por ganador de las próximas elecciones.

Sócrates se niega a ser él quien afronte el mal trago de pedir el rescate, pero el líder del PSD, Pedro Passos Coelho, le ha vuelto a reprochar que ponga al país en graves riesgos financieros por "orgullo político".

El dirigente conservador, que asumió hace un año la presidencia de su partido y es el cuarto dirigente que tiene el PSD en poco más de cuatro años, aseguró que él "no dudaría"en tomar esa decisión y subrayó que el Gobierno socialista no puede eludir sus obligaciones.

En los medios económicos lusos se cree que es cuestión de tiempo que el país quede financieramente estrangulado por sus dificultades de acceso al mercado.

El Tesoro portugués consiguió colocar la semana pasada 1.645 millones de euros a 15 meses y este miércoles intentará meter en caja otros mil millones más a plazos aún más cortos, de seis y doce meses.

Los inversores parecen dispuestos a comprar títulos lusos, ya de alto riesgo, si vencen antes de 2013, cuando se verán perjudicados por las normativas de Bruselas sobre ayuda financiera.

Entretanto ya hay empresas portuguesas que confiesan estar al borde de la parálisis por no conseguir fondos, como el Metro de Oporto, que necesita con urgencia 300 millones de euros para operar y no encuentra quién se los preste.