Cuba

Batacazo de Fidel

La Razón
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engo que llamar un día de éstos a Carlos Carnicero o a cualquier otro visitante asiduo y privilegiado a Cuba para que me explique el duro batacazo democrático sufrido por Fidel Castro en las últimas elecciones a diputados del Parlamento habanero. Fidel ha sido elegido, pero sólo por el 98,3% de los votantes, en tanto que su hermano Raúl, aprovechando que Fidel está pachucho y no ha podido hacer campaña electoral, ha conseguido el 99,4% de los sufragios, lo que se me antoja una falta de respeto al hermano hospitalizado.

No obstante, creo que el voto democrático y libre de los cubanos, no ha sido del todo leal a quien les ha proporcionado la plena libertad y un impresionante desarrollo económico durante casi cinco décadas. Hace tres años, cuando aún Fidel Castro se encontraba en forma y no se le vaticinaba su enfermedad, asombró al mundo facilitando a las familias cubanas la adquisición de un invento revolucionario: las ollas a presión. Gracias a estas ollas, los frijoles se condimentan con mucha más rapidez sin perder su sabor, según dijo a millones de cubanos entusiasmados durante un breve discurso de tres horas y veinte minutos. Y que ahora, al hombre que ha llevado a Cuba la olla a presión, le voten tan sólo el 98 por ciento de los cubanos, me parece terriblemente doloroso. Hará muy bien la Policía Secreta cubana –es decir, el 76 por ciento de los habitantes de Cuba–, en averiguar la identidad de ese casi 2 por ciento de cubanos que no han sabido agradecer al líder imbatible la olla a presión que disfrutan en sus casas, con el fin de incautárselas como medida preventiva, con independencia de las responsabilidades penales y contrarrevolucionarias que hubiesen podido contraer. Porque Raúl Castro, que nunca se ha ocupado de las ollas a presión, limitándose a ejercer de sombra de su hermano y cumplir sus órdenes para evitar la disidencia en Cuba –función que ha cumplido eficazmente de acuerdo a la larga relación de encarcelados, torturados y ejecutados por la comisión de indignantes delitos de opinión y pensamiento–, no merece aventajar al gran comandante en la libre votación. Y creo que los grandes amigos del democrático régimen cubano en España, tienen que ser los encargados de convencer a Raúl Castro para que renuncie a esos pocos votos que le separan, en situación ventajosa, de su hermano Fidel, con el fin de que Fidel Castro, que no ha podido hacer campaña electoral desde el hospital –y también por culpa de las constantes visitas de Chávez que no le han dejado tiempo para hacer nada–, sea el más votado por el agradecido pueblo de Cuba, que es lo justo, lo lógico y lo conveniente.

Un resultado del 98,3 por ciento de los votos a un candidato en inferioridad de condiciones, no es admisible ni tolerable en un sistema democrático garantizado históricamente. Aquí ha habido pucherazo de Raúl –y no me refiero al futbolista–, para ganar a su hermano. El dirigente interino y en funciones, tiene el deber de dar un paso al frente y enfrentarse al electorado reconociendo su perversa añagaza. Con un 1,3 por ciento de los votos de Raúl Castro, Fidel conseguiría el 100% de los sufragios, de ahí que me permita la libertad de sugerir a Carlos Carnicero y demás amigos del régimen cubano, que se pongan las pilas inmediatamente. ¡No hay derecho!