El Cairo

El soldado israelí Gilad Shalit lleva 1000 días secuestrado por Hamás

La familia de Gilad Shalit conmemora hoy los 1.000 días que el soldado israelí permanece en cautividad, con la moral por los suelos ante lo que consideran escaso compromiso del Gobierno israelí para asegurar la liberación del joven, que pasa por un intercambio de presos con Hamás, el movimiento islamista que mantiene a Shalit bajo cautiverio. Esta semana, además, Egipto ha lanzado una nueva crítica al comportamiento de Tel Aviv en las negociaciones para la liberación del soldado, secuestrado el 25 de junio de 2006. Desde El Cairo se asegura que los esfuerzos del Gobierno israelí han sido absolutamente nulos en este aspecto. Los sectores más radicales del Ejecutivo se oponen radicalmente a intercambiar a Shalit por presos de Hamás, añadiendo más presión sobre el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, quien está a punto de terminar su mandato. HISTORIA DE UN SECUESTRO Shalit, nacido en Naharniya el 28 de agosto de 1986 y que ostenta la doble ciudadanía israelo-francesa, fue secuestrado por milicias afines a Hamás, infiltradas en el interior de la Franja de Gaza a través de un túnel subterráneo por debajo del paso de Kerem Shalom (frontera sur de la Franja). Un día después, los Comités de Resistencia Popular (que agrupan a miembros de Al Fatá, Yihad Islámica y Hamás) se atribuían la responsabilidad del secuestro. Shalit había resultado herido en el hombro y se rompió la mano izquierda durante el asalto contra su tanque. No obstante, a lo largo de estos dos años y medio, las milicias palestinas han insistido en que es Hamás quien se ocupa exclusivamente del bienestar del soldado. Diferentes gestiones para su liberación, gran parte de las cuales fueron realizadas gracias a la mediación de Egipto, han sido completamente infructuosas. La semana pasada se dio a conocer que el Gobierno israelí planeaba realizar un esfuerzo final para conseguir la liberación del soldado a cambio de la liberación de más de 1.000 prisioneros palestinos, 450 de los cuales eran considerados de "alto riesgo"o "especialmente relevantes"para el Gobierno israelí. El pasado día 17, según el medio ‘Al Hayat', los enviados especiales israelíes, el director del Shin Bet, servicio de seguridad interno, Yuval Diskin, y Ofer Dekel, transmitieron a los mediadores egipcios que en vista de las demandas de Hamás no tenían más capacidad para seguir negociando y que tenían que consultar al Gobierno. Un día después, Hamás ha responsabilizado a Israel del fracaso de las últimas conversaciones, identificando como principal obstáculo para un acuerdo la insistencia de Israel en deportar a importantes presos de Hamás, en lugar de permitirles que regresen a sus hogares en Cisjordania y la Franja de Gaza. La reanudación de las negociaciones, actualmente, queda en el aire, a la espera de un paso adelante por alguna de ambas partes, y teniendo en cuenta el período de inactividad que tendrá lugar durante la composición del nuevo gobierno israelí. FAMILIA DESTROZADA La familia Shalit ya ha desmantelado la tienda de campaña que tenía instalada ante la residencia del primer ministro israelí en Jerusalén, en lo que supone el fin de un gesto con el que esperaban alentar al Gobierno a culminar las negociaciones indirectas con Hamás. Los Shalit realizaron ayer viernes de su última comida en la tienda antes de recoger sus pertenencias y regresar a su domicilio en la ciudad galilea de Mitzpeh Hila. En los últimos días, la familia ha expresado su preocupación por el cambio de gobierno en Israel, que podría, advierten, reducir las posibilidades de que el soldado regrese a casa. El abuelo de Shalit, Zvi, declaró el pasado jueves al diario ‘Haaretz' que "la situación familiar siempre ha sido difícil desde la captura de Gilad, pero en los últimos días, es indudable que la tristeza no ha dejado de crecer". El abuelo había depositado sus esperanzas en la fallida reunión final de El Cairo. "Todo el mundo esperaba que los enviados del primer ministro regresaran a casa con un acuerdo, pero por desgracia no fue así", lamentó. El abuelo de Shalit argumentó que el criterio a seguir en las negociaciones de Hamás está marcado por el código ético de las Fuerzas de Defensa de Israel, que insta a no abandonar nunca a un soldado. "El Ejército tiene un código ético que exige el regreso de todos los soldados capturados, y es un código que se ha violado. Es una violación de los valores y del código ético de las Fuerzas de Defensa Israelíes", indicó. De igual modo, el abuelo de Shalit considera a Olmert directamente responsable de la seguridad de su nieto ya que es todavía "primer ministro por ley"y está capacitado "para tomar las decisiones pertinentes que puedan poner fin a esta pesadilla". Su mayor temor es que el futuro Gobierno israelí, que estaría probablemente liderado por Benjamin Netanyahu, "no se haga responsable del secuestro". "Si el nuevo Gobierno tiene que concienciarse de la importancia de esta cuestión, estaremos perdiendo un tiempo precioso", advirtió. EGIPTO Y HAMAS Esta semana, el dirigente de Hamás, Sala al Bardawil, reveló que el Gobierno egipcio consideraba que Israel no se había esforzado lo suficiente para renovar las negociaciones del soldado hebreo. Al Bardawil ratificó ciertas insinuaciones de las autoridades egipcias de las que tuvo constancia durante una visita a El Cairo e indicó en declaraciones recogidas por ‘Haaretz', que es el Gobierno hebreo el responsable del estancamiento de las negociaciones. De acuerdo con Bardawil, la amenaza de recrudecer el trato que da Israel contra prisioneros palestinos no hará que mejore la situación. "Creemos que el primer ministro se está centrando en resolver su disputa con Benjamín Netanyahu", declaró el dirigente palestino. Hamás, por su parte, anunció su disposición a secuestrar más tropas hebreas si Israel no se muestra más flexible respecto a las negociaciones sobre la liberación del soldado Gilad Shalit, una advertencia lanzada ayer por el líder político del movimiento islamista, Jaled Meshal.