Polonia

El Vaticano dice que la objeción a EpC no sólo es «oportuna» sino «necesaria»

El cardenal prefecto de la Congregación Pontificia para la Educación Católica del Vaticano, Zenon Grocholewski, considera que la objeción de conciencia de los padres y alumnos ante una educación cívica contraria a sus convicciones «no sólo es oportuna sino necesaria», según declara en una larga entrevista publicada hoy por la revista católica italiana «Il Consulente Re».

Preguntado sobre si es lícito que padres y estudiantes ejerzan la objeción de conciencia ante una asignatura que, «como en el caso de España, promueve una sociedad fundamentada en el relativismo y el nihilismo anticristiano», Grocholewski responde que «sí, claro, porque se hieren los derechos fundamentales del hombre, reconocidos en la Declaración universal de 1948».
El cardenal Grocholewski, de nacionalidad polaca, recordó que «en tiempos del régimen comunista» él mismo había optado junto a otras personas por la objeción de conciencia en ámbito escolar, «organizando cursos de religión católica», lo que en ese momento iba en contra de la ley. Según el cardenal, «todos los regímenes dictatoriales buscan guiar la escuela formando a ciudadanos que sean dóciles» a sus consignas, que en el fondo se convierten en «esclavos». «Yo personalmente, he experimentado esta realidad en mi propio país de origen, en Polonia, donde el régimen comunista dictaba lo que se tenía que enseñar y qué comportamientos se tenían que presentar como buenos», relata.
«Se cerraron las escuelas católicas y se pretendía hacer callar a la Iglesia. Esto comportaba una evidente violación del derecho fundamental de los padres a educar a sus propios hijos según las propias convicciones. Y también una violación de los principios fundamentales de la democracia», explica. «De modo análogo se mueve alguna corriente política hoy en el poder, porque busca imponer a todos la propia concepción relativista sobre los comportamientos ético-morales», también con el objetivo de «no encontrar oposición a sus decisiones, que van en la dirección de esa concepción», señala.
Por el contrario, Grocholewski sostiene que «no debe ser el Estado el que dicte qué contenidos éticos se deben enseñar a todos: el Estado, siguiendo los sanos principios de la democracia, debe, sobre todo, respetar el derecho de los padres a determinar la educación ético-religiosa que quieren para sus propios hijos, es más, debe ayudar a los padres a educar a sus hijos según su conciencia».
En cuanto a la división que se suele hacer entre escuela pública y privada, consideró que el modo de enfocar este problema «no es del todo correcto». «Se debería, en cambio, hablar de escuela pública estatal y no estatal, en el sentido de que las instituciones escolares que no están gestionadas por el Estado también ofrecen un servicio público y deben encontrar una colocación justa en un sistema escolar integrado», concluye.