Sevilla

Las piezas sin encajar del «caso Marta»

Cuando todo apunta a que la investigación judicial está a punto de concluir, el asesinato de la joven sigue sin resolverse.

Los encargados de la investigación destacan la dificultad del caso por la contradicción de las declaraciones
Los encargados de la investigación destacan la dificultad del caso por la contradicción de las declaracioneslarazon

Sevilla- El «caso Marta del Castillo», casi cuatro meses después de la desaparición de la joven de 17 años, sigue siendo la historia de un crimen sin resolver. Fuentes del caso aseguraron a LA RAZÓN de Sevilla que la causa, tal y como están las cosas, resulta «un puzzle con unas piezas muy difíciles de encajar». «No me gustaría estar en la piel del juez», aseguraron.Como está el «puzzle», sin que aparezca el cuerpo, tres de los cinco implicados –Samuel, el hermano de Miguel y la novia de éste– cuentan con bastantes bazas a su favor para una pena leve o una absolución en un juicio. Contra Carcaño y «El Cuco» existen indicios «irrefutables», según la Policía, para inculparlos, aunque, sin cuerpo, la pena máxima de 30 años es descartable. De lo que, al menos en apariencia, era un delito de violencia de género se pasó a un asesinato a sangre fría. Pero las piezas no encajan. Todo ello a la espera de «un giro», según fuentes cercanas al caso, que dé sentido a alguna hipótesis que explique lo que realmente pasó entre la noche del 24 de enero y la madrugada del día 25. Más que un puzzle, el «caso Marta» se asemeja, por su dificultad, al cubo de Rubik, con unas piezas que no encajan.Las partes del cuboExisten dos relatos de los hechos que implican directamente a Carcaño. Miguel confesó el crimen a la Policía, después de 21 días de silencio y varios interrogatorios. Según la confesión inicial, mantenida en principio ante el juez, mató a Marta de un golpe en la cabeza con un cenicero, al negarse la joven a darle un beso y amenazarlo con hablar con su novia. Después, llamó a «El Cuco» y Samuel y entre todos se deshicieron del cadáver en el río. En la última confesión, Miguel dijo que, bajo los efectos de las drogas, el menor y él violaron a Marta, la asfixiaron con el cable de un alargador y la tiraron al contenedor cercano a su domicilio de León XIII, sobre las 21:15. Después asegura que se marchó a casa de novia, en Camas, donde residía desde hacía un par de meses. El testimonio de la novia –cuya credibilidad ofrece dudas, sobre todo cuando varios meses después aseguró que conocía el crimen– corrobora que sobre las 22:00 horas, Miguel Carcaño estaba en Camas.Habitualmente, se toman como buenas las versiones íntegras de los hechos. Debido a las contradicciones en este caso, es probable que el magistrado opte por tomar los testimonios como complementarios. Se barajan varias hipótesis –no contradictorias– que justifican el cambio del relato de un homicidio imprudente a un asesinato: la confesión, al menos en parte, de la verdad; evitar ser juzgados por un jurado popular; y el intento de encubrimiento. Todo ello para buscar beneficios judiciales.

¿Pueden unos adolescentes poner en jaque a la Policía solos?Lo más sólido que hay contra el hermano de Miguel es la acusación de «El Cuco» y la sospecha de que unos adolescentes son incapaces de montar un entramado que tiene en jaque a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Aparte, está el testimonio de la novia de Miguel, Rocío –para quien la Fiscalía solicita 100.000 euros tras salir en varios programas de televisión–, que manifestó que Miguel le dijo que su hermano estaba en el piso y que tiraron el cuerpo al Guadalquivir. La Policía y el juez consideran que el hermano de Miguel Carcaño, como mínimo, limpió y ocultó restos en León XIII. Quien le inculpa es «El Cuco», situándolo en la escena del crimen. En sus declaraciones, siempre ha mantenido que es inocente, llegando a remitir una carta a los medios defendiéndose. «Si tu hermano te dice tres veces que él no ha sido, ¿no lo defenderías?», vino a decir. Según las escuchas, Francisco Javier dijo a su familiar que estuviera tranquilo porque «no tienen nada». El hermano de Carcaño llegó a llamar al tío de Marta para decirle que le iban a destrozar la vida a Miguel. La aparición del cuerpo –que se da ya casi por imposible– es la llave para muchas cuestiones antes de que se empiece a hablar de caso cerrado. Cuatro meses después, el cubo está aún por armar.