Líbano con ojos femeninos

«Caramel», dirigida por la libanesa Nadine Labaki, fue la sorpresa de la última edición del Festival de Cine de San Sebastián al conseguir el Premio del Público y el de La Juventud. La fórmula del éxito es en este caso «una historia de mujeres libres sólo en apariencia, que se autocensuran por la culpabilidad que sienten, una trama universal que trasciende al Líbano» cuenta la realizadora. «La idea era hacer una película que no fuese sobre guerra, somos un país con muchas ganas de vivir y mirar al futuro» dice Labaki, también guionista y coprotagonista de la película. El escenario de «Caramel» es un salón de belleza en Beirut en el que mujeres de varias generaciones «intimidan, se ayudan entre sí y buscan una belleza que no alcanzan».

Y es que el título hace referencia al caramelo que allí utilizan las mujeres en la depilación, una mezcla de azúcar, zumo de limón y agua, que le sirve a la directora para hacer un simil tanto en el argumento, como en la imagen.

«Caramel sugiere la idea de lo azucarado y lo salado, de lo amargo y lo dulce, del azúcar delicioso que puede quemar y hacer daño» explica Labaki en relación a los sucesos que les ocurren a los personajes.

sensualidad

Visualmente, «quería hacer un filme que fuera color caramelo, porque es sensual y permite acercar al público a la piel de los personajes y, así, hacerles llegar su vida». El reparto está formado por actores y actrices no profesionales, «porque creo que la gente normal es bella y que su vida debe ser contada, además, quería salir del círculo visioso de las estrellas y del poder» reconoce la realizadora libanesa. Este particular elenco de actores fue también uno de los motivos por los que Labaki decidió coprotagonizar la película: «Los actores se sentían más cómodos conmigo, además de que la interpretación me facilitaba el trabajo de dirección».