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PSOE

Un aniversario diferente

La Razón La Razón

Un año después, el escenario es distinto. En su balance de Legislatura, el presidente del Gobierno emanó un halo de dualidad. Por un lado, satisfecho. Por otro, arrepentido. En su estudiada comparecencia, cuando se cumple el aniversario del aciago atentado de la T-4, lejos queda aquel calificativo de «accidente» que sesgó dos vidas. Zapatero insistió en que no habrá concesiones tras la ruptura de la tregua y que la vía jurídica y policial está en marcha. Cuando ya, a micrófono cerrado, algunos periodistas le preguntaron por un nuevo diálogo con ETA si permanece en La Moncloa, el presidente no se salió del guión «Ahora, firmeza». Es lo que toca. Después, ya se verá.

El alardeado proceso de paz le escuece al presidente. Horas antes de la bomba asesina, un año atrás, Zapatero había expresado su confianza en su duro, pero lento avance. El atentado de Barajas truncó su pronóstico y por ello lo sitúa en el baúl de sus errores.

En la oposición, Mariano Rajoy lo tiene más fácil. El líder del Partido Popular nunca se ha movido ni cambiado sus postulados para derrotar a ETA. Por ello, se permitió incluso ironizar un único reproche. Esa insuficiente «capacidad de convicción» sobre Zapatero para no negociar con los terroristas es toda una perla política, un dardo lanzado al contrario en un terreno de juego en el que Rajoy lo tiene claro: Yo ya lo advertí, asegura sin titubeos, y, además, mi receta sigue siendo la misma. Que nadie lo dude.

Realmente, es extraño que un jefe de Gobierno reconozca errores en el balance de su gestión. Pero no le quedaba otro remedio. A pesar de su declarado agnosticismo, se refugió en la cita bíblica de que un pecador arrepentido siempre tendrá lugar en el cielo. Si el electorado percibe ese «mea culpa» con doliente sinceridad, tal vez le otorgue su voto. La pregunta es por qué no lo hizo nada más producirse la salvajada de Barajas y persistió en sus esperanzas de paz. Aquí, el tiempo y los hechos le han dado la razón a Rajoy. Un año después, Zapatero se ha visto obligado a girar y Mariano sigue en su sitio. Es un aniversario diferente para ambos. La prueba está en una palabra: credibilidad.

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