España

«Un deseo»

Si fuéramos capaces de dar una solución a este problema habría valido la pena hasta aguantar una crisis

La Razón
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Pocas cosas han hecho más daño a España que la insensata división del agua. La violación, porque lo fue, de una convicción esencial de la inmensa mayoría de los ciudadanos de que el agua era de todos, patrimonio de todos los españoles, llevó a este absoluto engendro de peleas tribales y territoriales donde se pretende el uno quedar con un río y el otro justo con el de más abajo. El interés nacional ha quedado destruido y anegado por los interés particulares , regionales o autonómicos. Política de aldea, campanario, demagogia y griterío que lo único que hace es enfrentar a ciudadanos, pueblos y comunidades.
A finales del pasado año , algo se movió, algo pareció cambiar y hacia la buena dirección. Recuperar el principio esencial y a partir de ahí buscar los acuerdos y cubrir las necesidades de todos por la vía más racional, mas científica, técnicamente mejor y económicamente mas viable. O sea, establecer un diálogo nacional sobre el agua lejos de las ansiedades de taifas, pero sí atendiendo a las necesidades de los territorios y sus habitantes.
Son estos los días de los buenos deseos y de las propuestas positivas. En un año que se perfila negro en tantas cosas si fuéramos capaces de afrontar unidos y con sentido de Estado y de solidaridad ciudadana este problema y darle una solución global y conjunta habría valido la pena hasta aguantar una crisis. Porque el agua es y será aún más el problema estratégico de España. Y cada vez más.