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Twitter manda en Washington

El momento preferido de Trump para tuitear es entre las seis y las diez de la mañana, cuando sus asesores no le controlan. Dicen quienes le conocen que «necesita tuitear como el resto comer»

Gobernar a golpe de tuit
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Cuando el presidente de EE UU, Donald Trump, llama a Dan Scavino al Despacho Oval, sus asesores se echan a temblar. El que fuera director de su club de golf en Florida ahora es su «community manager», el hombre al frente del Twitter, el arma de destrucción masiva de su Administración. Cuentan que Scavino tiene un asiento de palco en la oreja del mandatario, casi tanto como su familia directa y muy por encima de los altos funcionarios del ala oeste de la Casa Blanca. Según el diario «Político», cuando Trump decidió retirarse del norte de Siria, una comisión de congresistas hizo el recorrido desde el Capitolio hasta la residencia del presidente para transmitirle sus temores sobre la brecha de seguridad que acababa de cavar en la región. La respuesta de Trump fue mandar llamar a Scavino para que explicara a los atónitos congresistas lo popular que era esta medida... en Twitter. Tiempo después, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aseguraría que se enteró de la crucial salida de tropas americanas por un mensaje de 140 caracteres.

Gobernar a golpe de tuit
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Este es solo un ejemplo de la importancia de Twitter en Washington DC. En el gráfico que ilustra esta página puede comprobarse que el furor tuitero de Trump ha ido «in crescendo» desde que tomara posesión en enero de 2017. El diario «The New York Times» explica en un artículo que analiza más de 11.000 tuits que los asesores del millonario se plantearon muy en serio pedir a Twitter que impusiera un retardo de 15 minutos en los mensajes del presidente para que pudieran ser revisados, una idea que finalmente quedó descartada por si se filtraba a la Prensa o se enteraba Trump. Lo cierto es que en el final de su mandato esta herramienta que le ayudó a ganar las elecciones en 2016 ha definido gran parte de su política. Sin embargo, más allá del hecho incontestable de que la mitad de sus mensajes son ataques directos contra algo o alguien, Trump corre el serio riesgo de confundir su «popularidad» virtual con el mundo real, donde incluso entre sus votantes muchas medidas no concitan consenso. Las elecciones de 2020 nos darán la respuesta.