Internacional

Por la democracia

La situación en Europa se mantiene inalterable pero siempre bajo la amenaza del nacionalismo y de posturas asumidas por algunas regiones que defienden argumentos supremacistas

Por la democracia
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El año que ahora termina no ha aportado importantes avances en la sociedad internacional, al menos en lo que se refiere a los valores y principios que deben sustentar la convivencia entre los Estados y que aseguran la propia pervivencia de la humanidad. Los importantes logros tecnológicos que se vienen produciendo en la actual sociedad internacional no se corresponden con resultados tangibles en las bases que deben asentar la paz y la prosperidad.

Esto se aprecia de manera especial en el debilitamiento que se está produciendo de la tendencia que existía en la afirmación de regímenes democráticos en el planeta y, también, en profundizar en los componentes que definen la democracia. En ninguna de las regiones que conforman la sociedad internacional se puede hacer un balance positivo en este campo puesto que no se advierten cambios ni transformaciones que conlleven la instauración de sistemas democráticos ni avances significativos en los supuestos en los que la democracia esté consolidada.

La situación en Europa se mantiene bastante inalterable pero siempre bajo la amenaza, a veces creciente, de posiciones nacionalistas y también de posturas asumidas por algunas regiones, como sucede en España, que defienden argumentos supremacistas. En el caso de Asia, las protestas en Bang Kong no han sido capaces de desbancar el poder chino y todo hace prever que se producirá una progresiva asimilación de esta provincia a los estándares del Estado chino.

En el supuesto de África se ha detenido el proceso conducente a la instauración de regímenes democráticos y lo mismo ha acontecido en el mundo árabe. Pero, más todavía, la democracia revela síntomas preocupantes de debilidad en América Latina que se habría consagrado, desde hace algún tiempo, como un espacio idóneo para fundamentar el valor del principio democrático. El panorama no resulta, desde luego, alentador puesto que se está iniciando una nueva etapa en la sociedad internacional en la que se deberá decidir si se apuesta por la democracia en el orden internacional.