Perú

El fujimorismo pierde el control en el Congreso

Con el 50% del escrutinio, el partido de Keiko Fujimori obtendría el 10,81% de los votos y llegaría a 20 parlamentarios, sobre los 73 que tenía antes

Keiko Fujimori
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El ocaso de la dinastía japonesa. Los peruanos eligieron al nuevo Congreso que definirá el destino de las reformas anticorrupción que impulsa el presidente Martín Vizcarra –centro derecha-, resistidas con fiereza por el fujimorismo, el cual parece quedar en minoría.

“El fujimorismo es el gran perdedor en estas elecciones”, declara el analista Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi, para quien “Vizcarra gana porque podría entrar (al Congreso) una representación más cercana a él”. Según una encuesta de boca de urna, el partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori obtendría el 10,8 por ciento de los votos.

Más de 25 millones de peruanos estaban registrados para votar en estos comicios, convocados por Vizcarra tras disolver el Congreso en septiembre para acabar con recurrentes choques de poderes.

En 2016 el fujimorismo ganó 73 bancas de 130, pero ahora conseguiría unas 20, según los resultados del escrutinio. Pasa por tanto a ser un partido minoritario más dentro de un Congreso fragmentado, dominado por grupos de centro proclives a negociar con Vizcarra, quien por cierto carece de partido.

Los partidos Acción Popular, Alianza para el Progreso y Partido Morado lideran la votación según los primeros resultados, difundidos esta tarde, el derechista Acción Popular obtuvo 11,8% de los votos válidos.

Alianza para el Progreso, agrupación que fundó César Acuña, se ubica en el segundo lugar con 8,8%, mientras que el Partido Morado, de Julio Guzmán, en el tercero con 8,1%.

Según estos resultados el nuevo Parlamento estará integrado por 10 bancadas. Un crisol de poderes que dificultara que las leyes sean aprobadas fácilmente.

La corrupción hunde al fujimorismo

Fuerza gravitante desde 1990, el fujimorismo tomó el control absoluto del Congreso en 2016, pero ha sufrido varios reveses al intentar doblegar a Vizcarra, sumados a los problemas judiciales de su líder, Keiko Fujimori.

La disolución del Congreso decretado por Vizcarra el 30 de septiembre, con el que buscó poner fin a una crisis política ante un recurrente choque de poderes, no causó protestas como las vividas en naciones vecinas, pues recibió el respaldo de 90% de los peruanos, según sondeos.

Vizcarra, que carece de partido, necesita apoyo legislativo para sus reformas contra la corrupción, uno de los males de Perú.

“Le pedimos al nuevo Congreso que se respete la lucha contra la corrupción” afirmó el fiscal José Domingo Pérez, apodado el “Superfiscal”, quien tiene bajo la lupa a Keiko Fujimori y a tres ex presidentes envueltos en el megaescándalo del gigante brasileño de la construcción Odebrecht. Es una especie de Sérgio Moro a la peruana.

La primogénita del encarcelado ex mandatario Alberto Fujimori (1990-2000) estuvo 13 meses presa por este caso y se esperaba que ayer volviese a prisión preventiva por otros 18 meses. El partido fujimorista Fuerza Popular ha perdido popularidad después de que Keiko acariciara la presidencia de Perú en las urnas en 2011 y 2016.

Sin embargo, a pesar de que perdería decenas de bancas parlamentarias, los analistas descartan que desaparezca del mapa electoral el movimiento fundado hace tres décadas por Alberto Fujimori, hijo de migrantes japoneses.

“El fujimorismo es duro de matar”, afirma el analista Carlos Meléndez. También ha perdido apoyo su principal aliado, el partido socialdemócrata APRA –que solo sacó el 5% de los votos-, cuyo líder Alan García, dos veces presidente (1985-1990 y 2006-2011), se suicidó en abril cuando iba a ser detenido. Hay fujimorismo para rato.