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Líbano

Trípoli, la ciudad más pobre de Líbano, estalla: “Nos da igual morirnos de hambre o por el virus”

Convertida en el epicentro de las protesas del pan, el 80% de sus habitantes está sin trabajo y se encuentra en una situación límite agravada por la pandemia

Los libaneses protestaron ayer frente a la casa de Fawwaz al-Samman un manifestante que murió por disparos del Ejército -/Zuma Press/dpa-/Zuma Press/dpa

Miles de personas desde el sur del Líbano, pasando por Beirut, llegaron en convoy a Trípoli, que desde hace una semana se ha convertido en el epicentro de las nuevas protestas que han estallado por el deterioro de las condiciones de vida de los libaneses y el encarecimiento de la vida.

La plaza de al Nour, bullía como hace unos meses antes de que el coronavirus paralizara las protestas. “La revolución no ha muerto. Salimos a la calle en octubre para exigir el fin de las élites políticas, porque llevan treinta años robándonos y no nos iremos hasta que caigan todos”, dijo desafiante “Jack el de la Bandera”, nombre de guerra de uno de los cabecillas de las protestas que ha sido varias veces “pateado”, “goleado en la cara” con el bastón y detenido por las Fuerzas de Seguridad.

Sin apenas dormir, ya que el Ramadán hace que las noches sean largas, Jack el de la Bandera lideró un grupo de manifestantes que marcharon hasta la vivienda de Fawas Al Samman,de 26 años, que murió hace una semana de un disparo del Ejército durante unas protestas nocturnas.

En medio de la marcha estaba Fátima, la hermana de Al Samman, que mostró una gran entereza. “Tengo que mirarlo desde el lado de la revolución. Es mi hermano y ha perdido su vida por la revolución. Me siento orgullosa de él y por él seguiré manifestándome, todos los días, el tiempo que haga falta hasta que este Gobierno ilegítimo se vaya y hayan una elecciones del pueblo”, dijo desafiante Fátima, mientras recibía las condolencias de muchos manifestantes.

El hambre se ha hecho más fuerte que la pandemia y los libaneses han desafiado las medidas de confinamiento para salir a las calles a exigir pan.

Más del 80% de la población está sin trabajo. Qué esperas, que la gente se quede en casa. Nos da igual morirnos de hambre o de coronavirus”, lamentó Hussein, que vino desde Nabatiyeh, sur del Líbano.

La comitiva de manifestantes recorrió las calles del centro de Trípoli con los comercios cerrados o a medio gas pero sin clientes hasta la casa de Al Samman, mientras gritaban eslóganes: “Desde Tripoli a Beirut la revolución no morirá”; “Todos son todos. El 14 y el 8 de Marzo (las dos coaliciones del Parlamento) los queremos a todos fuera”

La devaluación de la Libra Libanesa que ha perdido el 60% de su valor ha empobrecido todavía más a los libaneses que siguen cobrando el mismo salario mientras la cesta de la compra se ha encarecido el doble.

“No podemos trabajar porque hay confinamiento, y no podemos alimentar a nuestros hijos porque no tenemos dinero”, se quejó Rana, manifestante de Trípoli.

“Estamos hartos de todos nuestros políticos. No confiamos en ninguno de ellos. Que se vayan, queremos que se vayan ya, están acabando con el pueblo libanés”, gritó Dana, otra joven de Trípoli, para poder alzar su voz entre los estridentes altavoces por los que sonaba canciones de música revolucionaria.

"El Ramadan sirve para recordar que hay gente que está pasando hambre. El problema es que ahora no nos acordamos qué era no pasar hambre”, lamentó Khaled, otro libanés de Tripoli en paro.

La semana pasada el Gobierno libanés aprobó un plan de rescate económico para sacar al país de la profunda crisis económica, la peor en décadas, que ha llevado al país a tener una deuda pública de más de 90.000 millones de dólares.

Además los bancos se han quedado sin dólares por lo que aquellos que tenían sus cuentas en dólares, -que la mayoría, ya que todos los negocios se hacen en dólares- solo pueden retirar efectivo en Libras Libanesas al cambio oficial que es 1500 LL por $ , mientras que el valor real del cambio es de 4000LL por $. “Nos roban nuestros ahorros. No están robando nuestros ahorros. No podemos disponer de dólares, y tenemos que pagar en LL el doble. Y viene ahora el (Riad) Salameh (presidente del Banco Central Libanés) a pedirnos calma, que nuestros depósitos están a salvo. Sólo les falta atracarnos a punta de pistola”, denunció Nur.

A medida que caía la tarde se hacia sentir más fuerte la sensación de estómago vacío, tras 12 horas de ayuno, por lo que los manifestantes recogieron sus banderas, apagaron los equipos de música de las furgonetas, se subieron a los coches y se marcharon a sus casas para el Iftar (ruptura del ayuno). “Pero volveremos ”, desafió Jack el de la Bandera.

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