Sáhara

Las armas del Polisario en su guerra contra Marruecos

En los territorios en manos saharauis es posible cruzarse con antiguos vehículos de la Ertzaintza patrullando el desierto

Blindados saharauis de origen soviético
Blindados saharauis de origen soviéticoSahara Press Service

En el conflictivo territorio que separa el sur de Marruecos del oeste de Argelia y el norte de Mauritania es posible cruzarse con agentes del Frente Polisario a bordo de vehículos pintados con los colores de la Ertzaintza, la policía autonómica vasca. Esta singular visión resume el variopinto origen del material de seguridad y defensa con el que opera el movimiento de liberación nacional del Sáhara Occidental. Antes de desentrañar algo más sobre este suigéneris Ejército del desierto conviene conocer el contexto.

Cada vez que Marruecos adquiere armamento (como los pedidos que ha suscrito este mismo año de helicópteros de ataque AH-64EApache a Estados Unidos y de sistemas de artillería autopropulsados Caesar y blindados Arquus 6x6 a Francia) su mirada estratégica tiene de fondo el conflicto del Sáhara Occidental. No obstante, el grueso de su Ejército se encuentra protegiendo los 2.700 kilómetros de muros que separan los dos tercios de la vieja colonia española que están, de facto, en manos Rabat (el proceso de descolonización aún no ha concluido legalmente, de ahí la notable presencia de la ONU en la zona).

El otro tercio lo controla la parte del pueblo saharaui autóctono que huyó de la ocupación marroquí del territorio en 1975, tras el abandono de España de la que en aquel momento consideraba como una provincia más. En esta última parte opera el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS), que nació en 1973 para ganar la independencia frente a Madrid en un primer momento, y que unos años después pasó a combatir la presencia marroquí.

Vehículo del Frente Polisario con los colores de la Ertzaintza
Vehículo del Frente Polisario con los colores de la ErtzaintzaGinés Soriano Forte

La guerra duró hasta el año 1991, cuando se firmó la paz a la espera de convocar un referéndum en el que los saharauis pudieran elegir la independencia o la integración en Marruecos, que es lo que debía haber hecho España antes de marcharse, según el orden internacional. Desde entonces no se ha avanzado con éxito en este objetivo (en buena parte por las dificultades que Rabat ha puesto para celebrar el plebiscito) y se han sucedido algunas escaramuzas de tanto en tanto.

Pero ninguna tan grave como la que se originó el pasado 13 de noviembre en la zona desmilitarizada de Guerguerat, próxima a la frontera con Mauritania, cuando las fuerzas marroquíes entraron en el área para expulsar a un grupo de medio centenar de civiles saharauis que llevaba desde el 21 de octubre tratando de bloquear, por considerarla ilegal, la carretera que une el Sáhara Occidental con Mauritania. Desde entonces, los enfrentamientos no han dejado de sucederse, según el Frente Polisario (movimiento de liberación nacional que gobierna la parte no controlada por Marruecos, y con sede en los territorios de refugiados de Tinduf, en Argelia), que califica la situación directamente de guerra.

Armamento soviético

El Parte de Guerra N-12 del Ministerio de Defensa Nacional, RASD (siglas de la denominada República Árabe Saharaui Democrática) describe “doce días de bombardeos y ataques a las guarniciones de las fuerzas enemigas”, en concreto “a lo largo del muro”. Confirmar lo que está realmente ocurriendo en esta región del norte de África es casi tan difícil como saber con qué poder militar cuentan las fuerzas saharauis. El Museo del Ejército de Liberación Popular, que se encuentra en Rabouni (población de los campos de refugiados de Tinduf desde donde opera el denominado gobierno de la RASD), expone uniformes, vehículos y armamento (como piezas de artillería, morteros y lanzagranadas) empleados durante la guerra que se libró en los primeros años contra Marruecos y Mauritania (en este segundo caso, hasta que en 1979 Nuakchot renunció al territorio que reclamaba, y que también se anexionó entonces Marruecos).

Armamento del Ejército de Liberación Popular Saharaui
Armamento del Ejército de Liberación Popular SaharauiSahara Press Service

En el número 4 de ‘Cuadernos de revista española de historia militar’ se recoge una extensa colección de imágenes en las que aparece un variado muestrario del arsenal utilizado por el Frente Polisario durante aquellos años de combates. La Guerra Fría se encontraba entonces en pleno esplendor, lo que facilitó el acceso saharaui a armamento soviético en aquel contexto de enfrentamiento indirecto que libraban EE UU y la URSS en la zona, con Marruecos como socio estadounidense y Argelia (principal aliado de los saharauis huidos) de la Unión Soviética. De este modo, los fusiles de asalto Kalasnikov también acabaron protagonizando el arsenal de la RASD, junto a carros de combate T-55, obuses de 122 mm, misiles tierra-aire de disparo desde el hombro 9K32 Strela-2 (SAM 7), ametralladoras antiaéreas de 23 mm y lanzacohetes rusos, entre otros.

Junto a este tipo de material aparecen equipos de distinta procedencia, como todoterrenos ligeros británicos Land Rover, blindados autoametralladoras Panhard franceses y cazacarros austriacos SK-105 Kürassier, procedentes de capturas a las fuerzas españolas (Land Rover y Panhard) y marroquíes (SK). De hecho, durante sus primeros meses de existencia el Frente Polisario únicamente contaba en su inventario con armas capturadas el Ejército español. Posteriormente, cuando aún combatía contra Madrid, los saharauis recibieron armamento de la Libia pro-soviética de Muhamar el Gadafi, en el señalado contexto de Guerra Fría. La ayuda libia dejó de llegar en 1984, cuando la RASD no apoyó a Gadafi en su aspiración de ganar poder en la Organización para la Unidad Africana, donde se encontraba en disputa contra una facción apoyada por importantes aliados de los saharauis.

Saharauis ante soldados marroquíes en el muro
Saharauis ante soldados marroquíes en el muroGinés Soriano Forte

Hasta 20.000 efectivos

En los años duros de combates frente a Marruecos, que se extendieron sobre todo durante toda la década de 1980, se estima que el Frente Polisario llegó a los 20.000 efectivos. Sus logros militares incluyeron el derribo de varias aeronaves marroquíes (el primero fue un caza F-5 al que abatieron en 1976 con un misil ruso SAM 6). Durante aquel largo periodo, los saharauis protagonizaron una inusual guerra de guerrillas en el desierto, con la que consiguieron horadar el famoso muro marroquí, pero que difícilmente les permitía reconquistar territorios. Rabat tampoco logró eliminar a su enemigo, y el mismo año en el que concluyó la Guerra Fría ambos firmaron la paz que ahora se ha roto.

El material actual del que dispone el Frente Polisario se muestra periódicamente en las imágenes que difunde la agencia de noticias del Sáhara Occidental ECS Saharaui, sobre maniobras y desfiles de las fuerzas del ELPS. En ellas aparecen viejos blindados soviéticos BMP-1 (modelo considerado como el primer vehículo de combate de infantería de la historia), numerosos vehículos ligeros dotados de artillería antiaérea, sistemas de lanzacohetes múltiples montados sobre camiones y algunos de los SAM (siglas en inglés de misil tierra-aire) que todavía conserva.

Es posible que, entre el armamento que no se muestra en esos vídeos, las fuerzas saharauis cuenten también con nuevo material de origen Libio, del que salió tras la caída de Gadafi, en 2011, y que está alimentando distintos conflictos. El informe financiado por la Comisión Europea sobre la adquisición de armas ilícitas por parte de terroristas Safte (siglas de “Studying the Acquisition of Illicit Firearms by Terrorists in Europe”) recogió en abril de 2018 el incremento el tráfico ilegal de armas en el norte de África, incluida la región del Sáhara Occidental, debido en gran parte al flujo libio.

Mina terrestre junto al muro marroquí
Mina terrestre junto al muro marroquíGinés Soriano Forte

Sobre este punto, el Fórum Canario Saharaui, desde donde se defiende la posición oficial marroquí de crear una autonomía en el territorio, como alternativa al prometido referéndum, se acusa al Frente Polisario de estar vinculado con parte del tráfico de armas que se desarrolla en la zona. Este punto no ha sido probado, si bien es una acusación que el ex primer ministro de Francia (país aliado de Marruecos) y ex candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, también ha lanzado estos días.

Sobre el número actual de fuerzas con las que cuenta la RASD para manejar su arsenal tampoco existe una información precisa, aunque se estima que el ELPS está conformado por entre 5.000 y 7.000 efectivos, repartidos en siete regiones militares (Zug, Tifariti, Mijek, Mehaires, Bir Lehlu, Dougaj y Agwanit, según el sitio especializado Sáharaoccidental.es). Son cifras muy exiguas en comparación con los en torno a 100.000 soldados que Marruecos despliega en la parte que controla del Sáhara Occidental, principalmente en los puestos que cada pocos kilómetros jalonan el extenso muro defensivo con el que trata de mantener a raya al Frente Polisario, y junto al que se calcula que hay sembradas ocho millones de minas terrestres.

“Ardor guerrero”

Estos días se suceden los testimonios de jóvenes saharauis que se alistan para formar parte de una guerra en la que nuestro país también es un actor clave, al menos sobre el papel, ya que para la ONU la potencia administradora del territorio en disputa sigue siendo España. Del “ardor guerrero” que acumulan estos chicos criados en los campamentos de refugiados, y formados en muchos casos en nuestro país, fue testigo hace unos años este periodista durante un acto de protesta frente al muro marroquí, convocado por una organización internacional.

Saharauis lanza piedra a los soldados marroquíes del muro
Saharauis lanza piedra a los soldados marroquíes del muroGinés Soriano Forte

Algunos de los muchachos aprovecharon la coyuntura para lanzar piedras hacia los soldados que custodian las defensas marroquíes o lanzarse ellos mismos, bandera en mano, por encima de las alambradas y a través de los campos minados, mientras, los agentes del Polisario trataban de impedirles, con disparos de advertencia incluidos, un absurdo, y desarmado, avance hacia un enemigo que se limitaba a sacar sus móviles para inmortalizar la escena. La peripecia se saldó con la amputación de la pierna de uno de los activistas que, como era previsible, acabó activando una mina.

Esa fue una de las muchas escaramuzas que se han vivido desde 1991 en la zona y que ahora, según los partes diarios de la RASD, han pasado a mayores. En estos “partes de guerra” se citan decenas de bombardeos contra posiciones marroquíes en los que se recoge la ubicación de cada ataque y en ocasiones se cita el uso de obuses, granadas propulsadas por cohetes y fuego de artillería y ametralladoras, sin especificar más. Desde el otro lado, Marruecos niega que se esté librando una guerra y habla de ruido del Frente Polisario para atraer la atención internacional. Lo que es seguro es que el 13 de noviembre hubo un intercambio de disparos, sin víctimas, en el paso de Guerguerat que Marruecos tardó tres días en reconocer.

Soldados marroquíes en el muro
Soldados marroquíes en el muroGinés Soriano Forte

Las fuentes marroquíes también han admitido un ataque del Frente Polisario esa misma jornada a una base militar del noroeste del Sáhara Occidental con lanzacohetes Katyusha (los conocidos como “órganos de Stalin” durante la Segunda Guerra Mundial), y que fue repelido con armamento antitanque. Este lance se considera el primer enfrentamiento armado en casi 30 años en un territorio al que la política española ha dado la espalda, mientras buena parte de la población ha mostrado una singular solidaridad. Entre los sensibilizados con los saharauis participan voluntades tan en principio alejadas como las de ex legionarios, avergonzados por el abandono del territorio en 1976, o las de izquierdistas abertzales, que ven en la lucha del pueblo del desierto un reflejo de sus propias ansias independentistas. Muchas administraciones locales y autonómicas en España también han mantenido vías de ayuda con la causa del Sáhara Occidental. Así se explica la presencia de antiguos vehículos de la Ertzaintza patrullando el desierto.