Jordania
El ex príncipe Hamzah o la historia de una discreta ambición
El que fuera heredero del trono jordano, desaparecido desde el domingo pasado bajo “la tutela” del rey Abdalá, se siente el legítimo sucesor de su padre, el rey Husein
“Señor, soy un jordano libre, hijo de mi padre, y tengo todo el derecho a mezclarme con los hijos de mi pueblo y país y servir a mi país como le prometí a él y juré ante él en su lecho de muerte”. Las palabras son del príncipe Hamzah bin Husein, hermanastro del rey Abdalá II y protagonista de una trama palaciega que ha quebrado esta semana la habitual tranquilidad del país que se asienta sobre las orillas orientales del río Jordán.
La cita corresponde a la conversación que quien fuera príncipe heredero de la corona hachemí mantuvo el sábado de la semana pasada con el presidente del Estado Mayor Conjunto del Ejército jordano, el mayor general Yousef Huneiti, y que el hermanastro del soberano grabó para acabar difundiéndola a los medios de comunicación.
El hijo del rey Husein y la reina Noor denunciaba ese mismo sábado en un video remitido a la BBC “la corrupción, la incompetencia y la persecución de la disidencia” en el seno del régimen encabezado por su hermanastro. Noor –Lisa Halaby antes de contraer nupcias con el rey Husein-, cuarta esposa del anterior jefe del Estado jordano, quien se define en Twitter como “ciudadana global idealista en movimiento perpetuo y orgullosa madre”, aseguraba el domingo pasado estar “rezando para que la verdad y la justicia prevalezcan para todas las víctimas inocentes de esta malvada calumnia”. Ha sido la única figura en manifestarse de parte del príncipe.
El mensaje del príncipe Hamzah fue claro: soy hijo de mi padre, el rey Husein. La puesta en escena de los dos vídeos del sábado –uno en árabe y otro en inglés- y de la grabación sonora del domingo de la semana pasada Bin Husein, de 41 años, remitió a la BBC y en los que se sitúa justo delante de un retrato de su progenitor tampoco deja lugar a la duda. La kufiya o pañuelo jordano-palestino de la fotografía de su padre se alinea de manera milimétrica con su silueta.
Quien fuera príncipe heredero desde 1999, tras la muerte del rey Husein, y hasta noviembre de 2004, cuando su hermanastro le priva del título para acabar otorgándoselo cinco años más tarde a su hijo, reivindica la figura, el legado y la voluntad de su padre, quien habría querido ver a Hamzah sucediéndole en el trono. Y explota su parecido físico, que acentúa un bigote como el que el llorado rey Husein lució gran parte de su vida.
“Hamzah nunca olvidó el legado de su padre. Se comporta aún como si fuera el legítimo heredero al trono”, aseguraba esta semana el periodista estadounidense David Hearst, director de Middle East Eye. Hamzah bin Husein no ostenta en estos momentos ninguna responsabilidad oficial. Además de su discreta ambición por el trono jordano, del príncipe Hamzah sabemos que tiene cinco hijos –cuatro mujeres y un varón- y que tiene fama de musulmán practicante y de persona austera.
Dos veces apartado de la sucesión
Dos han sido, pues, las veces que el príncipe Bin Husein se ha visto relegado. La primera vez tuvo lugar cuando su padre, gravemente enfermo de cáncer y pocas semanas antes de su fallecimiento, designó a su primogénito como su sucesor y no a él por mor de su juventud. La segunda, cuando su hermanastro le privó del título de príncipe heredero en 2004. No manifestó el protagonista de la crisis palaciega de la última semana queja de manera pública al ver cómo se cerraba su camino al trono, pero desde entonces se ha manifestado favorable a las aspiraciones reformistas y se ha acercado a los sectores más desafectos con el régimen.
La crisis económica y social permanente en que se halla instalada Jordania en los últimos años se ha visto acentuada por la pandemia del coronavirus. La situación, con un pueblo fuertemente golpeado en busca de soluciones, ha hecho que la figura de Bin Husein gane en popularidad. En los últimos tiempos se han repetido sus encuentros con líderes tribales beduinos, quienes constituyen una pieza clave de la estabilidad del régimen por su apoyo a la monarquía hachemí. Al visitar el hospital de al Salt, donde el pasado mes de marzo murieron varias personas enfermas de covid-19 al acabarse el oxígeno, Hamzah recibió el agradecimiento de sus familiares.
En fin, las ambiciones del príncipe vienen de lejos, pero la actual coyuntura, con un malestar creciente entre los jordanos, se ha convertido en una aliada de su figura. Nunca como ahora la rivalidad entre el rey Abdalá II y Hamzah bin Husein se había manifestado de una manera tan explícita. Son hechos inéditos en la historia jordana.
Lo cierto es que desde que se difundiera el domingo pasado la citada pista de audio no hemos conocido grabación, sonora o audiovisual, del hermanastro de Abdalá II. Acertaba, a juzgar por lo sucedido, cuando avisaba de que aquella podía ser su última comunicación con el mundo exterior. Aparentemente, el lunes el ex príncipe heredero manifestaba su completa lealtad al rey, aunque lo hacía a través de una carta publicada por la web de la Casa Real jordana. “Seguiré fiel al legado de mis ancestros, transitando su camino, leal a su camino y a su mensaje y a Su Majestad”. Ni rastro del tono desafiante de las vísperas.
Con todo, no hay prueba fehaciente de que Hamzah bin Husein esté implicado en una supuesta tentativa golpista, extremo que él se encargó de dejar claro en una de sus alocuciones. La crisis parece resuelta, no así los problemas que aquejan al país. “Esta marcha atrás parece poner fin al episodio, aunque es improbable que sea el capítulo final del conflicto entre los hermanastros. Un eventual enfrentamiento no es descartable, pero es más probable la salida de Hamzah del país que su entrada en la cárcel y que se convierta en mártir para la oposición”, auguran los especialistas Gaith al-Omar y Robert Satloff para The Washington Institute for Near East Policy. El tiempo colmará o satisfará, en fin, las ambiciones de Bin Husein en el ya cuasi centenario Estado transjordano.
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