El jefe del Polisario, en España
Lleva desde 2010 señalando a Brahim Ghali en diversos foros saharauis y organismos internacionales. Para ella, el entonces embajador del Sáhara en Argelia y hoy líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (Rasd) es su violador. «Cuando tuve que pedir un visado para salir de vuelta a Europa, me violó», indica Jadiyetu Mohamud. La joven nació en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, Argelia, en julio de 1991, y desde 1997 formó parte del proyecto solidario conocido como «Vacaciones en Paz». Como muchas saharahuis, de niña pasó los veranos en el sur de España con una familia de acogida sevillana. Pero ella volvía para ver a sus familiares biológicos y para hacer de traductora en festivales y campañas de ONGs preocupadas por la difícil situación de los saharahuis.
«Sólo tenía 18 años, yo era virgen. Brahim Ghali me violó. Es lo peor que le puede pasar a una persona, a una mujer, y más en mi sociedad, que es muy conservadora».
Sangrando, y completamente desorientada, una amiga que la había acompañado a su «extraña cita consular a las 7:00 de la tarde» la llevó a un médico privado. Tras recomponerse, Mohamud recuerda que se lo contó allí a su madre biológica, y ésta le recomendó que no denunciara, «que no se metiera en líos y más, en problemas que la deshonrasen». Pero una vez en España, de nuevo con su familia de acogida, no tuvo dudas y se animó a buscar justicia. Encontró a un abogado y en 2013 presentó una querella criminal ante la Audiencia Nacional.
Sigue residiendo en la casa del pueblo de Sevilla con sus padres adoptivos. A pesar de que sean españoles, Mohamud, al haber nacido en el Sáhara y por su condición de refugiada, tiene estatus de apátrida en nuestro país. En su opinión, esto ha sido un obstáculo a la hora de que la Justicia española abriera diligencias respecto a su caso. Como la supuesta violación ocurrió en Argelia, el perpetrador es saharahui, la Audiencia Nacional desestimó la querella en 2018, según documentos a los que ha tenido acceso LA RAZÓN.
«Ni el procedimiento se dirige contra un español o extranjero que resida habitualmente en España, ni la víctima tiene nacionalidad española ni la persona a la que se imputa la comisión del hecho delictivo se encuentra en España». Aunque cabe recordar que se obtiene la nacionalidad española si «los nacidos de padre o madre españoles» y técnicamente, tanto Ghali como Mohamud, lo serían, pues hasta 1975, el Sáhara Occidental era una colonia española.
Asimismo, como le ocurre a muchas mujeres españolas, rebajaron el crimen de violación a «agresión sexual». En este sentido, espera que tras el movimiento internacional #MeToo y el atroz caso de «la manada» en los San Fermines –todo un precedente para las víctimas de violación en España– esta vez, su futura querella criminal contra Ghali llegue a buen término. «Tengo mucha fe en este año y en el próximo. Confío en que en España, un país donde se respetan los derechos humanos, se haga justicia», explica Mohamud, quien elgirá a una abogada para que entienda mejor su trauma.
«Ya basta de tanta violencia contra las mujeres y tanto machismo», reconoce Mohamud. «Mientras viva, voy a vivir por mi causa. Yo vivo el día a día con la idea de que algún día se me va a hacer Justicia. No voy a parar».
A lo largo de este complicado camino, Mohamud se ha sentido muy sola, no obstante, confiesa tener fuerzas y apoyos para seguir. Eso sí, al preguntarle si ha podido tener pareja, la joven reconoce que ha quedado «marcada de por vida por lo que le ocurrió a los 18 años: no me fío de los hombres, no puedo».
El problema para ella, y lo que le ha vuelto a remover todo, es que se ha enterado de que Brahim Ghali se encuentra en España. El líder del Polisario, de 73 años, llegó la semana pasada en extrañas circunstancias. Un pasaporte falso y enfermedades que varían desde la covid-19 hasta un cáncer de colon o incluso heridas recientes de un bombardeo, han logrado que esté ingresado en un hospital de Logroño, en La Rioja. La semana pasada, una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores indicó a LA RAZÓN que «el señor Ghali ha sido trasladado a España por razones estrictamente humanitarias para recibir asistencia sanitaria».
«Llevo varios días sin dormir», reconoce la joven, mientras repasa mentalmente el episodio más duro de su vida. «No puedo entender cómo este hombre puede entrar en España impunemente», explica Mohamud: «Es un criminal». Para la joven sería un buen momento para que las autoridades españolas «lo detuvieran o que al menos no le permitieran salir del país a la espera de sus causas pendientes con la justicia, pues no soy la única persona que lo ha denunciado en España», concluye.