Juneteenth

EE UU convierte en fiesta nacional el día de conmemoración del fin de la esclavitud

Para Biden, “el ‘Juneteenth’ simboliza la lucha contra la esclavitud y la promesa de un mañana más brillante”

U.S. President Joe Biden speaks prior to signing of the Juneteenth National Independence Day Act into law as Vice President Kamala Harris stands by in the East Room of the White House in Washington, U.S., June 17, 2021. REUTERS/Carlos Barria
U.S. President Joe Biden speaks prior to signing of the Juneteenth National Independence Day Act into law as Vice President Kamala Harris stands by in the East Room of the White House in Washington, U.S., June 17, 2021. REUTERS/Carlos BarriaCARLOS BARRIAREUTERS

En 1983, el entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, firmó la orden que convertía en fiesta federal el aniversario del nacimiento del reverendo Martin Luther King Jr. Casi 40 años después, un 16 de junio de 2021, el actual presidente, Joe Biden, firmó la ley que convierte el 18 de junio, Juneteenth”, conmemoración del final de la esclavitud en Texas, en 1865, en nueva fiesta nacional.

De nuevo, como el caso del día de MLK, la lucha por la igualdad y la libertad encuentran su espacio en el calendario de la República. Para que “Juneteenth” sea fiesta a partir del próximo año fue necesario que la propuesta saliera adelante con el 100% de los votos en el Senado. Republicanos y demócratas depusieron sus broncas diferencias para sacar adelante un proyecto común y Biden no desaprovechó la ocasión para agradecérselo. A punto de firmar, explicó que apenas lleva unos meses en la Casa Blanca, pero tiene claro que conocerá pocos honores más altos como presidente. «Y no porque yo lo haya hecho», aclaró.

«Lo hicisteis vosotros: demócratas y republicanos. Pero es un enorme, enorme honor». «Me complace especialmente que podamos mostrarle a la nación que somos capaces de unirnos como demócratas y republicanos para conmemorar este día con el abrumador apoyo bipartidista del Congreso. Espero que éste sea el comienzo de un cambio en la forma en que nos tratamos».

Posteriormente, Biden explicó que el espíritu del “Juneteenth” refleja las palabras del Salmo (“El llanto puede durar una noche, pero el gozo llegará por la mañana”). A su entender, la fecha «subraya tanto la larga y dura noche de esclavitud y subyugación como la promesa de un mañana más brillante. Éste es un día de profundo, en mi opinión, profundo peso y profundo poder. Un día en el que recordamos la mancha moral, el terrible precio que la esclavitud tuvo en el país y sigue causando, lo que durante mucho tiempo he llamado ‘el pecado original de Estados Unidos’». Al mismo tiempo», dijo, «también nos recuerda la extraordinaria capacidad de sanación» de Estados Unidos.

Al lado de Biden estaba la persona que acaso más haya peleado por sacar adelante la nueva fiesta federal.Opal Lee, de 94 años, lleva décadas implicada en la lucha para el reconocimiento histórico del día en que los últimos esclavos de Estados Unidos, en Texas, supieron de su libertad. El presidente recordó que cuando Opal era una niña de 12 años en Texas una turba incendió la casa familiar. «Pero tal odio nunca la detuvo», dijo, «A lo largo de décadas, su misión fue ver la llegada de este día».

Gracias a la nueva fiesta, los «estadounidenses pueden sentir el poder de este día y aprender de nuestra historia, celebrar el progreso y lidiar con la distancia que hemos recorrido». Para Biden, «las grandes naciones no ignoran sus momentos más dolorosos. Los asumen. Las grandes naciones no se alejan. Aceptamos los errores que cometimos. Y al recordar esos momentos, comenzamos a curarnos y a fortalecernos».

Sus palabras y la emoción del momento recordaban el histórico discurso del presidente Abraham Lincoln en noviembre de 1863, cuando desde Gettysburg, donde tuvo lugar una batalla que supuso cerca de 50.000 muertos en en tres días, señaló que «el mundo apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que aquí digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, quienes debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron la última medida colmada de celo. Que resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra».