Polémica

Kristsina Tsimanuskaia, la atleta bielorrusa que ha pedido asilo en las Olimpiadas

La velocista se encuentra en la embajada polaca tras protestar por el Gobierno de su país

Polonia concedió una visa humanitaria a la velocista bielorrusa Kristsina Tsimanuskaia, que asegura haber recibido amenazas y temer a las represalias por haber criticado al comité deportivo de su país. La deportista se encuentra en la embajada polaca en Tokio después de haber pasado la noche del domingo en un hotel del aeropuerto escoltada por la policía japonesa. Según la información de medios de comunicación polacos, se espera que Tsimanuskaia viaje a Varsovia el miércoles. El subsecretario de estado polaco, Marcin Przydacz, aseguró que la deportista podría continuar con su carrera deportiva en Polonia si así lo deseaba.

La madrugada del domingo a las cinco de la mañana, miembros del Comité Olímpico Bielorruso (COB) irrumpieron en la habitación de la deportista en la villa olímpica. Después de ordenarle hacer la maleta la trasladaron al aeropuerto internacional de Haneda, en Tokio. La atleta se negó a subir al avión por temor a ser encarcelada y pidió ayuda al Comité Olímpico Internacional (COI) y a la Fundación Bielorrusa de Solidaridad en el Deporte, (BSSF por sus siglas en inglés) es una organización que apoya a los deportistas encarcelados o apartados debido a sus ideas políticas.

«Me presionaron y están tratando de sacarme del país por la fuerza sin mi consentimiento» aseguró. La velocista había criticado un día antes a través de las redes sociales al equipo técnico de su delegación por haberla inscrito en una carrera sin previo aviso y para la que no había entrenado. Asegura que los motivos de su expulsión de la delegación bielorrusa fueron estas críticas.

Tsimanuskaia, que debía participar ayer lunes en la carrera de 200 metros femeninos, ya había mostrado en un video publicado en sus redes sociales su descontento por la inscripción en otra categoría; la de relevos 4 x100, «sin previo aviso» dijo, después de la descalificación de varias atletas por no haber terminado a tiempo el circuito de pruebas antidopaje antes de plazo.

Cuando Tsimanuskaia entró en la embajada se confirmó por parte del gobierno ucraniano el ingreso en su territorio del marido de ésta, Arseniy Zdanevich, quien dijo que espera reunirse con su esposa en un «futuro próximo». Sin críticas al gobierno de Lukashenko, Zdanevich apuntó que a ellos «solo nos interesa el deporte y no pertenecemos o apoyamos a ningún movimiento político». La BSSF aseguró que miembros de la policía bielorrusa habían acudido a la casa de los padres de la deportista para tomarles declaración.

El Comité Olímpico Bielorruso, encabezado por el hijo mayor del Lukashenko, Viktor Lukashenko, aseguró que la atleta había sido apartada debido a su «estado emocional y psicológico, después de consultarlo con un especialista». La deportista de 24 años asegura que ningún médico acudió a verla. El COI sigue en disputa con el Comité Olímpico de Bielorrusia; padre e hijo fueron excluidos de cualquier acto en Tokio después de que el Comité recibiera quejas de intimidación y represalias durante las protestas del pasado agosto por parte de los atletas bielorrusos. En el trasfondo del caso de Tsimanuskaia están unos resultados electorales amañados y por los que Lukashenko sigue en el poder.