Atentado de Kabul

Las bajas elevan la presión sobre Biden y su plan de retirada

Los atentados de Kabul planeaban en Estados Unidos decisiones vitales, no solo para la Casa Blanca, sino también en el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado

El Pentágono y la Casa Blanca confirmaban una “explosión compleja” en uno de los accesos principales al aeropuerto internacional de Kabul
El Pentágono y la Casa Blanca confirmaban una “explosión compleja” en uno de los accesos principales al aeropuerto internacional de KabullarazonAgencia AP

Se cumplen los peores presagios del presidente de EE UU con el doble atentado mortal en el aeropuerto de Kabul. El Pentágono calificaba de “ataque atroz” el doble atentado en el aeropuerto de Kabul, confirmando personal militar estadounidense entre las víctimas mortales y los heridos.

Los atentados en Kabul planteaban en EE UU decisiones cruciales, no solo para la Casa Blanca sino también para el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado. Dos vías de actuación, opuestas, podrían ponerse en marcha: incrementar la seguridad y el apoyo militar para ampliar la cobertura en las últimas horas de evacuación o, por el contrario, efectuar cuanto antes una retirada urgente, dejando atrás a miles de personas que continúan bloqueadas en Afganistán.

“Varios miembros del servicio de EE UU han muerto en el complejo ataque de hoy del aeropuerto de Kabul”, publicó en un comunicado el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, añadiendo otro tanto número de heridos entre el personal estadounidenses y población civil afgana.

Biden se veía obligado a cancelar en el último momento su reunión bilateral con el primer ministro israelí, que ya se encontraba en el interior de la Casa Blanca con el secretario de Estado, Antony Blinken.

El presidente de EEUU, desde el Despacho Oval, monitoreaba los acontecimientos en Afganistán mientras la información iba llegando en cuentagotas.

El Pentágono y la Casa Blanca confirmaban una “explosión compleja” en uno de los accesos principales al aeropuerto internacional de Kabul, la puerta de entrada denominada “Abbey Gate”, epicentro de la operación militar de rescate donde se están realizando, desde el pasado 14 de agosto, todas las evacuaciones de emergencia tras la toma de control de los talibanes.

Además, otra explosión a poca distancia de la primera se producía poco después, en el Hotel Baron, muy cercano a las instalaciones aeroportuarias. Al menos 60 personas murieron en el “ataque suicida”, según fuentes informativas de los talibanes, incluyendo menores de edad entre las víctimas mortales.

Desde el pasado 14 de agosto, EEUU ha evacuado y facilitado la evacuación de aproximadamente 95.700 personas. Desde finales de julio, se ha reubicado a un total de 101.300 personas. Se calcula que todavía cerca de 5.000 ciudadanos de EEUU continúan atrapados en Kabul, por lo que la gran incógnita ahora, tras los atentados suicidas, es saber cómo se van a enfrentar al desafío de dar continuidad a la labor de evacuación de los miles de estadounidenses y refugiados afganos que siguen en Afganistán.

Mientras cientos de soldados empezaban a efectuar su retirada es días anteriores, las dudas sobre la retirada completa o el retroceso en enviar refuerzos militares para garantizar la seguridad ante nuevas amenazas terroristas.

Miles de tropas estadunidenses y sus aliados extranjeros continuan en Afganistán liderando, a contrarreloj, el operativo militar de evacuación para poner a salvo a decenas de miles de personas que trataran de huir desesperadamente del país.

De hecho, horas antes del ataque, la embajada de EEUU emitía un aviso urgente para que los ciudadanos estadounidenses todavía presentes en Afganistán, así como refugiados afganos a la espera de ser evacuados, se alejaran del aeropuerto cuanto antes.

Tras días de amenazas por posibles atentados bajo el dominio del grupo radical ISIS-K, enemigos de los talibanes, así como la advertencia de gobiernos occidentales del creciente riesgo de ataques terroristas, el presidente de EE UU decidía adelantar la fecha de la retirada de tropas estadounidenses del 31 al 27 de agosto.

Biden ordenó a la cúpula militar de EEUU y a sus aliados internacional abandonar Kabul cuatro días antes de lo previsto, bajo el argumento de las crecientes amenazas de violentos ataques contra la población civil y su personal militar, dando prioridad a garantizar la seguridad de las miles de personas que continúan bloqueadas en la zona de conflicto.

Las explosiones de este jueves, todavía a varios días de que finalice el plazo de permanencia de las tropas estadunidenses y extranjeras en Kabul, refuerzan la decisión de Joe Biden de abandonar “cuanto antes, mejor” Afganistán, después de veinte años de guerra.