Coronavirus

Los negacionistas paralizan la vacunación en Estados Unidos: las razones de una caída inentendible

A principios de año, el país norteamericano doblegaba en ritmo de dosis a España. Tras finalizar agosto, España ha llegado al 70% de personas con pauta completa, por el 52% de los estadounidenses

A 2 de septiembre, un 52% de los estadounidenses está vacunado con la pauta completa
A 2 de septiembre, un 52% de los estadounidenses está vacunado con la pauta completaAlvaro BarrientosAP

El verano se termina y, con ello, se cumplen más de ocho meses desde que se pusieron las primeras dosis en el mundo. Los países avanzan para llegar a la inmunidad de grupo y poder volver a la normalidad que se conocía antes de la pandemia. Pero algunos países han ralentizado el ritmo de dosis puestas que mostraban a principios de año. Tal es el caso de Estados Unidos.

Nos remontamos al 25 de mayo. Estados Unidos había vacunado con la pauta completa prácticamente a cuatro de cada diez estadounidenses (39,91%). Más de 131 millones de personas estaban completamente vacunados, todo en cinco meses desde que se empezara a vacunar. Y es que, para esta fecha, EEUU estaba a la cabeza de países con mayor porcentaje de población vacunada. Con ese ritmo, todo hacía pensar que, a finales de verano, al menos un 70% de los ciudadanos norteamericanos estaría inmunizado, pero la realidad es otra muy distinta.

A 2 de septiembre, solamente un 52% de los estadounidenses está vacunado con la pauta completa. Poco más de la mitad. Es decir, en más de tres meses, Estados Unidos ha vacunado a solo un 12% del total de su población, ni siquiera la tercera parte de lo que había vacunado en cinco. Un crecimiento de 43,5 millones de personas.

Una curva muy diferente a la que está presenciando España, que ha ido aumentando su crecimiento con el paso de las semanas (solo ralentizada en agosto, por las vacaciones) y ha conseguido llegar al 70%.

Como pasa en muchos países, hace pensar que el decrecimiento del ritmo de vacunación se debe a la falta de dosis. Sin embargo, Estados Unidos nunca ha tenido este problema, más teniendo en cuenta que las vacunas más exportadas y que son utilizada por la mayoría del planeta son estadounidenses (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson) y pese a que la prensa local ha confirmado de que, desde el 1 de marzo, el país desperdició al menos 15 millones de vacunas contra el coronavirus.

El quid de la cuestión es el negacionismo. Uno de cada cinco estadounidenses afirma que todavía no se vacunará, siendo un 14% de ellos adultos. Un 31% afirma que jamás vacunaría a sus hijos.

Negocionistas de varias ramas

Estados Unidos es el país que alberga los grupos más grande de antivacunas y negacionistas del coronavirus. Y varios factores juegan un papel determinante, incorporadas por una falsa “libertad sanitaria”. Las redes sociales y anuncios son los principales responsables, con propaganda que no ha hecho más que engañar a los usuarios. En Facebook, por ejemplo, doce millones de movimientos antivacunas tienen cincuenta y ocho millones de seguidores.

Otra razón viene por parte de la clase política, donde los republicanos y, en especial, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, han difundido información que, en lugar de animar a las personas a vacunarse, causaba un efecto contraria y asustaba a los estadounidenses.

Y hay una tercera posibilidad, de la que hablan medios locales, en las que minorías étnicas comparan a las vacunas con el holocausto o con experimentos antiéticos, causando el mismo efecto que la información republicana.

Las propuestas no han servido

El país comenzó desde antes del verano a proponer numerosas ideas y tentaciones para que los estadounidenses se vacunaran. Una tarjeta de débito con 100 dólares, una entrada para ir a la estatua de la libertad -con su respectivo transporte- o pases para el parque de atracciones eran algunos de los regalos que hacían las autoridades de Nueva York para alentar a los neoyorquinos a vacunarse contra la Covid-19. En Washington, se ofrecían unos AirPods de última gama para motivar a los jóvenes a recibir el primer pinchazo de Pfizer. Y en Nueva Jersey, cerveza gratis a los mayores de 21 años que acudan a ponerse la inyección.

Solo son algunos ejemplos de la gran cantidad de ciudades y estados que han propuesto este tipo de ideas, pero ni siquiera eso ha ayudado a vacunar a la población del país norteamericano.

El pasado 4 de mayo, cuando uno de cada tres estadounidenses estaba inmunizado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se planteó como objetivo llegar a un 70% de la población con al menos una dosis puesta en el fin de semana del 4 de julio, puesto que las proyecciones auguraban que se podría lograr tras un rápido inicio en la campaña de vacunación. Tanto él como su equipo idearon un plan -sin contar las extravagantes ideas y regalos- con el que llegar a ese porcentaje. No obstante, han pasado dos meses de esa fecha, y está más cerca del 40% que del 70%.

Esto se junta con la situación sanitaria, la cual ha empeorado. Con un promedio de 160 nuevos contagios al día, cada vez es más frecuente tener el virus dentro del círculo de conocidos. El país necesita una solución para volver a acelerar el ritmo y que, antes de finales de año, se llegue a una inmunidad de grupo que hoy en día parece una utopía.