Coronavirus

El Vaticano exigirá el pasaporte sanitario a empleados y turistas

La campaña de vacunación en el Vaticano comenzó en febrero entre sus cerca de 800 residentes y más de 3.000 empleados y sus familias

Con esta normativa, que el papa Francisco solicitó realizar para “prevenir, controlar y contrarrestar” la emergencia, el Vaticano se adelanta a Italia
Con esta normativa, que el papa Francisco solicitó realizar para “prevenir, controlar y contrarrestar” la emergencia, el Vaticano se adelanta a ItaliaAlessandra TarantinoAP

Con apenas 44 kilómetros cuadrados, el Vaticano es el Estado soberano más pequeño y menos poblado del mundo, pero eso no significa que haya permanecido inmune al coronavirus. Desde que se declaró la pandemia, una treintena de personas han resultado positivas, entre funcionarios, miembros de la guardia suiza y cardenales. Por eso, a partir del 1 de octubre, todos los turistas que visiten el Vaticano, los residentes en el pequeño Estado pontificio, así como el personal que presta servicio en los diversos organismos de la Curia Romana y sus instituciones deberán mostrar el certificado sanitario que acredita estar vacunado contra la Covid-19, haber pasado la enfermedad recientemente o haber resultado negativo a una prueba realizada en las últimas 48 horas. Sólo quienes asistan a las celebraciones litúrgicas quedarán exentos de esta obligación “durante el tiempo estrictamente necesario para la realización del rito”, según anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

La campaña de vacunación en el Vaticano comenzó en febrero entre sus cerca de 800 residentes y más de 3.000 empleados y sus familias. Todos ellos, así como el papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI, tienen su certificado sanitario europeo, después de que el Vaticano llegase a un acuerdo con la UE para que reconociese la vacunación realizada a través de su propio sistema sanitario. Sin embargo, la vacunación no es obligatoria. De hecho, como reconoció el pontífice recientemente, en el Vaticano también hay varios “antivacunas”, incluido algún cardenal.

Francisco se refería al conservador Raymond Burke, representante de una minoría muy ruidosa, jaleada por la ultraderecha, que desde el púlpito de una iglesia o desde las redes sociales, lanzan mensajes contra la vacunación y contribuyen a propagar peligrosos bulos. En el último año el cardenal estadounidense, residente en el Vaticano, se ha manifestado públicamente contra las mascarillas, el pasaporte sanitario o las vacunas, hasta que en agosto acabó intubado en un hospital de Estados Unidos después de contraer el virus.

Con esta normativa, que el papa Francisco solicitó realizar para “prevenir, controlar y contrarrestar” la emergencia, el Vaticano se adelanta a Italia, que exigirá el pasaporte sanitario para poder acceder a los lugares de trabajo, tanto en el sector público como en el privado, a partir del 15 de octubre. El país transalpino se ha convertido en uno de los primeros en la UE en exigir el pasaporte sanitario para trabajar y vivir en su territorio. Desde agosto, el certificado es necesario para acceder al interior de bares, restaurantes, museos o teatros, mientras que en septiembre, el Gobierno de Mario Draghi extendió su uso para viajar en trenes regionales, barcos y aviones, así como para acceder a colegios y universidades.

A pesar de las protestas de Hermanos de Italia, único partido en la oposición, y el rechazo de algunos grupos de antivacunas e intelectuales, la obligatoriedad del pasaporte sanitario para todos los trabajadores ha tenido un efecto directo en la campaña de inmunización italiana. El viernes, apenas unas horas después de su aprobación, las peticiones de cita para vacunarse aumentaron cerca de un 40% respecto a la semana anterior.