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Quién era Qadeer Khan, el polémico padre de la bomba atómica paquistaní

Fue un héroe en su país, que convirtió en primera potencia nuclear del mundo islámico, pero también un traficante mundial de secretos nucleares

Alumnos rezan por el científico. Abdul Qadeer Khan en Karachi, un día después de su muerte
Alumnos rezan por el científico. Abdul Qadeer Khan en Karachi, un día después de su muerteSHAHZAIB AKBEREFE

El pasado domingo fallecía, a los 85 años, Abdul Qadeer Khan, padre del programa de desarrollo nuclear y de la bomba atómica de Pakistán. Un héroe nacional por haber convertido a su país en el primero del mundo islámico –y el séptimo del mundo a la sazón- con categoría de potencia nuclear. Y por haberse equiparado en estatus a su vecina y archienemiga India.

El científico pasará a la historia por haber sido capaz de culminar con éxito un proceso que comenzó desde cero en 1976 y concluyó en 1998, cuando Pakistán llevó a cabo con éxito sus primeros cinco ensayos nucleares. Además, la figura de Abdul Qadeer Khan –más conocido como A.Q. Khan- es fundamental para entender el desarrollo del programa de misiles paquistaní.

Abdul Qadeer Khan en una foto de archivo de 2017
Abdul Qadeer Khan en una foto de archivo de 2017T. MUGHALEFE

Nacido en Bhopal, en India –era un niño de apenas diez años cuando su familia se mudó a Pakistán con la partición de la antigua colonia británica en 1947-, A.Q. Khan completó estudios científicos en la Universidad de Karachi en 1960 antes de hacer ingeniería metalúrgica en Berlín y cursar posgrados en Países Bajos y Bélgica.

El científico será también recordado por haber contrabandeado secretos nucleares con países como Irán, Libia y Corea del Norte, protagonizando uno de los mayores escándalos de proliferación nuclear del mundo. Algo que solo puede comprenderse a partir de su llegada en 1972 al laboratorio Physical Dynamics Research Laboratory de Ámsterdam. Un contrato con el consorcio de firmas de ingeniería nuclear europeas Urenco, dedicado a la investigación y el desarrollo del enriquecimiento de uranio para la producción energética, le permitió conocer de primera mano y en detalle la tecnología de la centrifugadora Zippe. Era la base de para la fabricación de la bomba atómica, que copiaría y replicaría en su país.

Khan lideró durante décadas un mercado negro de diseños y componentes de tecnología nuclear. Unos hechos por los que fue encarcelado en 2004 y por los que pediría perdón ante las cámaras de la televisión de su país, exonerando al Gobierno paquistaní. El ex presidente Pervez Musharraf –del que había sido asesor- acabó sacándolo de la cárcel a pesar de la presión estadounidense y el metalúrgico cumplió pena en régimen de arresto domiciliario hasta 2009. Pasó sus últimos años rodeado de un fuerte dispositivo de vigilancia. Este domingo, aquejado de covid-19, dio su último suspiro en la capital paquistaní.

En una entrevista con una televisión paquistaní en 2010, A.Q. Khan confesó que la independencia de Bangladés –entonces denominado Pakistán Oriental- en 1971, tras una guerra civil en la que los independentistas contaron con el apoyo de la India, fue el hecho que le empujó a comenzar a trabajar en un futuro nuclear para su país. “Mi objetivo era un Pakistán seguro y que no se repitiera lo de 1971″, aseguró entonces.

Villano y peligroso

“Fue amado en su país por su contribución fundamental a la hora de convertirnos en Estado nuclear”, aseguró el primer ministro del país centroasiático Imran Khan, quien describió al padre de la bomba nuclear paquistaní como “icono nacional”. En cambio, para una parte del mundo occidental, incluida la inteligencia estadounidense, fue un tipo sin escrúpulos, un villano, uno de los hombres más peligrosos del planeta.

“Salvé al país por primera vez cuando lo convertí en una nación nuclear y lo volví a salvar cuando hice mi confesión y asumí toda la culpa”, resumiría A.Q. Khan en una entrevista con AFP en 2008.