Polémica

El drama de los extranjeros en Dinamarca: obligados a ser separados de sus familias y deportados a otros países

Cambios constantes en la política migratoria han hecho que extranjeros, inmigrantes y refugiados no estén seguros en un país que fue pionero en firmar la Convención de las Naciones Unidas a mediados del siglo XX

La imagen de una refugiada siria a la que han obligado a dejar su casa de la ciudad de Ringsted para ser trasladada a uno de estos centros de deportación ha conmocionado al mundo
La imagen de una refugiada siria a la que han obligado a dejar su casa de la ciudad de Ringsted para ser trasladada a uno de estos centros de deportación ha conmocionado al mundoLa Razón

Han pasado 70 años desde que Dinamarca fuera pionera en firmar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados, el cual recoge los derechos de las personas y las obligaciones de los estados con respecto a ellas. El hecho de convertirse en el primer país en hacerlo daba lugar a una modernidad danesa que muchos envidiaban y querían imitar, siguiendo sus pasos. No obstante, todo eso ya ha pasado y el país solo es una sombra de aquello de que tanto presumía.

Cambios constantes en su política de inmigración han hecho que las personas inmigrantes y refugiadas queden totalmente desprotegidas, sin intención de querer quedarse en el país nórdico y que todo lo que construyeron en esta materia haya quedado destrozado. Y la mejor (y triste) forma de reflejar la actualidad en Dinamarca son imágenes que transmiten al ciudadano este hecho.

La imagen de una refugiada siria a la que las autoridades han obligado a dejar su casa de la ciudad de Ringsted para ser trasladada a uno de estos centros de deportación, en la que se despide entre lágrimas de su vecina, la cual le da la mano desde la ventana de su casa, ha conmocionado a toda Dinamarca y parte del mundo. A Asmaa Al Notour y a su marido, Omar, les retiraron el permiso de residencia y les habían dado de plazo siete días para ingresar en un centro de deportación.

Su abogado reclamó la decisión de las autoridades y la pareja todavía mantiene la esperanza de poder regresar a su hogar, junto a sus dos hijos, de los cuales fuero separados porque a ellos no les han retirado el permiso de residencia. Llevan viviendo desde 2014, cuando huyeron de Siria tras la crisis de refugiados, ya que el país se encontraba en guerra. Pero no es razón para que el gobierno socialdemócrata de la primera ministra Mette Frederiksen le deje seguir viviendo en su casa. El hombre, además, se encuentra enfermo tras haber sufrido un derrame cerebral hace unos meses.

Política muy criticada

El gabinete de Frederiksen anunció en marzo que retiraba el permiso de residencias a personas refugiadas procedentes de Siria al considerar que hay áreas de Damasco que ya no son seguras. Y el pasado mes de junio, el país aprobó la Ley de Asilo, un proyecto de ley (70 votos a favor y 24 en contra) por la que se puede deportar a los solicitantes de asilo fuera de la Unión Europea mientras se esté tramitando de su solicitudo hasta conseguir el estatus de refugiados, lo que criticaron varios partidos de la oposición o partidos activistas.

En Dinamarca hay alrededor de 30.000 refugiados, aunque la medida afecta a las 500 personas procedentes de Damasco y alrededores. A muchos se les ha retirado el permiso de residencia y las deportaciones han comenzado. El gobierno danés ha firmado ya un acuerdo con Ruanda y negocia con otros países africanos para establecer allí estos centros de refugiados.

"Di a Dinamarca que la devolución de refugiados es un crimen" dice el cartel
"Di a Dinamarca que la devolución de refugiados es un crimen" dice el cartelLa Razón

Asimismo, el Gobierno quitará las ayudas sociales a las personas extranjeras que no coticen para el sistema público, una medida que ha recibido numerosas críticas. El país presenta un 11% de ciudadanos extranjeros, y el Ejecutivo danés aseguraba, hace unos meses, que tenían que asegurarse de que poca gente viniera al país para que “la cohesión social no pueda prevalecer”. “O trabajas, o no hay paga”, decían.

De este modo, se ha fijado el objetivo de reducir a cero el número de solicitantes de asilo. “Tiene que haber una coherencia más visible entre esfuerzo y prestación, entre derecho y obligación. Creemos que así habrá más mano de obra en el mercado de trabajo”, dijo a principios de septiembre el ministro de Integración, Mattias Tesfaye. La medida irá dirigida, inicialmente, a receptores de subsidios en tres de los últimos cuatro años y que no han completado la primaria o superado el nivel intermedio de danés.

En 2020, solo 600 personas obtuvieron asilo en el país, mucho menos que Suecia o Alemania, sus países vecinos.