Doctrina militar
Así es el embrión del Ejército europeo que Bruselas diseña para no depender de EEUU
Los ministros de Exteriores discuten el borrador “Brújula estratégica” para avanzar en la creación de una fuerza militar lista en 2025 con 5.000 soldados
Las alianzas militares proliferan en Asia con el nacimiento de Aukus (EEUU, Reino Unido y Australia) mientras China avanza a toda velocidad en la modernización de su Ejército Popular de Liberación y la OTAN mantiene su despliegue en el este cerca de Rusia. ¿Y Europa? Europa piensa que tiene que hacer algo para dejar de ser un gigante económico y un enano militar, pero le cuesta dar el paso y, sobre todo, aunar voluntades entre todos sus miembros.
En este contexto de rearme y apuesta por la seguridad, la Unión Europea está considerando conformar una fuerza militar conjunta de hasta 5.000 soldados para 2025, según informa la agencia Reuters. ¿El objetivo? Intervenir en caso de conflictos y crisis sin depender de Estados Unidos. y ganar autonomía estratégica en la defensa de los intereses del club. Según un borrador de plan que se discute hoy en Bruselas, la “capacidad de despliegue rápido de la UE” debe estar formada por componentes terrestres, marítimos y aéreos que podrían intercambiarse dentro y fuera de cualquier fuerza permanente, dependiendo de la crisis.
Los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de la UE debatieron el plan el lunes por la noche en Bruselas y este martes continuarán con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre un documento final para marzo del próximo año. La reunión incluye un almuerzo de trabajo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que apoya la creación de un ejército europeo pese a que muchos analistas creen que supondrían una duplicación de fuerzas con respecto a la Alianza Atlántica.
En este contexto, la UE se plantea por primera vez en su historia organizar a partir de 2023 maniobras militares, que serán el embrión de una fuerza de intervención operativa con hasta 5.000 militares, y que va más allá del batallón europeo que echó a andar en 2017. En un principio, la organización y el mando de las maniobras correría a cargo inicialmente de unidades nacionales, pero en 2025 pasaría a la unidad del Estado Mayor de la UE creada en 2017 con vocación de convertirse en un auténtico cuartel general, pero que todavía no es plenamente operativo, según informa El País.
Dos décadas después de que los líderes de la UE acordaran por primera vez establecer una fuerza de 50.000-60.000 efectivos, un plan que no llegó a ponerse en funcionamiento, el borrador de la estrategia confeccionado por el jefe de política exterior del bloque, Josep Borrell, es un esfuerzo más concreto para crear una fuerza militar independiente que no dependa de en activos estadounidenses. “Necesitamos más rapidez, solidez y flexibilidad para emprender toda la gama de tareas militares de gestión de crisis”, decía el borrador, denominado “Brújula estratégica”.
“Necesitamos poder responder a amenazas inminentes o reaccionar rápidamente a una situación de crisis, por ejemplo, una misión de rescate y evacuación o una operación de estabilización en un entorno hostil”, dice el borrador. No todos los 27 estados de la UE necesitarían participar, aunque la aprobación de cualquier despliegue requeriría consenso.
La “Brújula Estratégica” es lo más cercano que la UE podría tener a una doctrina militar y similar al “Concepto Estratégico” de la OTAN liderado por Estados Unidos que establece los objetivos de la alianza. De manera crucial para la UE, Borrell quiere que los estados de la UE se comprometan a “proporcionar los activos asociados y los habilitadores estratégicos necesarios”. Eso significa desarrollar la logística, el transporte aéreo de largo alcance y las capacidades de comando y control de Estados Unidos en las que han confiado los aliados europeos en la OTAN.
Estados Unidos ha instado a los europeos a invertir en tropas desplegables y el presidente estadounidense Joe Biden ha dicho que tales movimientos serían complementarios a la OTAN. La UE ha mantenido un batallón de 1.500 soldados desde 2007, pero nunca se han utilizado, a pesar de los esfuerzos por desplegarlos en Chad y Libia.
Estos batallones batallones son multinacionales y rotan semestralmente (España liderará el contingente del segundo semestre de 2022), y con ellos la UE puede hacer un despliegue de 30 días que se puede extender hasta cuatro meses. Pero para desplegar esos mini ejércitos es necesario el consenso entre todos los países miembros mediante el voto favorable y unánime del Consejo de la UE, ya que la Comisión Europea por sí sola no tiene capacidad para hacerlo. Esto explicaría por qué los batallones europeos no fueron utilizados durante la crisis de Afganistán de agosto que acabó con la salida precipitada de las tropas de EEUU de Kabul.
Dividir los batallones en unidades más pequeñas podría hacerlos más flexibles y más operativos. Hoy en día están dirigidos por países que pueden estar o no interesadas en la crisis del momento, han dicho los analistas de defensa. “El uso de módulos nos dará una mayor flexibilidad para adaptar nuestra fuerza a la naturaleza de la crisis. Esto es clave si queremos superar los obstáculos que hemos enfrentado en el pasado”, dice el borrador del plan estratégico al que ha tenido acceso la agencia Reuters.
España ha participado desde su creación en los Battlegroups de la UE y los ha liderado en varias ocasiones, las más recientes en 2017 y 2019. Fueron creados para mejorar la capacidad autónoma de respuesta rápida de la UE después de ser planteados por primera vez en la cumbre del Consejo Europeo de 1999 en Helsinki.
Borrell ha defendido desde hace tiempo la creación de un ejército europeo. En un reciente artículo explicó que “para navegar por este entorno estratégico cada vez más competitivo, la UE debe convertirse en un proveedor de seguridad para sus ciudadanos, protegiendo nuestros valores e intereses. Pero para ello tendrá que actuar con mayor rapidez y decisión a la hora de gestionar las crisis. Eso significa anticiparse a las amenazas que cambian rápidamente y proteger a sus ciudadanos contra ellas; invertir en las capacidades y tecnologías necesarias; y cooperar con socios internacionales para alcanzar objetivos comunes.
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