Vídeo

Un civil sobrevive en Kiev tras ser arrollado por un tanque ruso

Tras una sucesión de versiones, se ha concretado que el tanque del video viral que atropella al coche de un anciano era un modelo Strela perteneciente a las tropas rusas

Como se ha venido repitiendo en las últimas horas, la guerra en Ucrania está lejos de ser un conflicto bélico más, dado que la desinformación jugará un papel muy importante en su desarrollo. Así está ocurriendo con el video viral en el que un anciano es rescatado de su propio vehículo tras ser arrollado, presuntamente, por un tanque de bandera rusa. La imagen, que empezó a circular este viernes 25 de febrero alrededor del mediodía, rápidamente fue usada por los medios pro-ucranianos para hablar de la “barbarie” comandada por Vladimir Putin, algo a lo que la propaganda pro-rusa respondió de manera rápida asegurando que el tanque en cuestión, un modelo Strela, se trataba de una unidad de fabricación rusa que habría sido robado por soldados ucranianos. Fuentes y agencias sobre el terreno, finalmente, han confirmado que se trataba de uno más de los tanques rusos entrando en Kiev por el norte de la ciudad.

En el video, que comenzó a viralizarse alrededor del mediodía en redes sociales como Twitter, pero que ya contaba con amplia difusión entre los medios apostados en la zona, se puede apreciar como el tanque desvía totalmente su trayectoria inicial para terminar de arrollar el vehículo del civil. Horas más tarde ha trascendido que se trataba de un anciano intentando abandonar la capital y que, de milagro casi, ha conseguido salvar la vida tras el brutal arrollamiento. De hecho, y además de diferentes ángulos del incidente, han comenzado a circular videos del sujeto siendo rescatado del habitáculo totalmente compacto ya del vehículo.

Sin un reconocimiento oficial del arrollamiento, que bien podría constituir una violación más del derecho internacional en condición de crímenes de guerra, y sin su espera, las imágenes del suceso hablan por sí mismas de lo cruento de un conflicto veloz y de maniobras rápidas, sin miramientos por la población civil, sus bajas o la pérdida de bienes materiales que pueda significar. La violencia de las imágenes, tanto del incidente como del rescate, a buen seguro no serán las últimas en un país cuyas comunicaciones siguen todavía operativas y en las que todos los ciudadanos están intentando registrar y difundir las consecuencias de la barbarie.