Alerta sanitaria
Viruela del mono: “Me llama la atención que se use una imagen de un negro para informar del aumento de casos en Europa”
Mientras Occidente tiembla ante la nueva alarma sanitaria, los profesionales sanitarios de África recuerdan la existencia de enfermedades más graves
Occidente tiene el gatillo rápido desde la pandemia del coronavirus. En los últimos meses se han disparado todas las alarmas a causa de un virus procedente, en esta ocasión, del continente africano. Hace dos meses era desconocido para la práctica mayoría de la población europea y desde entonces se han publicado decenas de artículos, elaborado decenas de programas de opinión comentando esta enfermedad que se contagia al entrar en contacto con la saliva o la sangre del infectado. Esto ha provocado que numerosos sanitarios dedicados a África levanten las cejas. Iñaki Alegría, un barcelonés de 37 años que actualmente desempeña su labor como director médico del hospital de Gambó (Etiopía), habló con LA RAZÓN para formular la siguiente reflexión: “me llama la atención que se usa una imagen de la enfermedad en un negro para informar del aumento de casos en el blanco. Imagino que es porque la imagen es de un caso muy avanzado, visual e impactante, mientras los casos que se está viendo en Europa son menos evolucionados, con menos lesiones, o quizás también porque no se ha autorizado la difusión de las imágenes”.
Tanto él como numerosos sanitarios se enfrentan a diario con el virus del mono, desde hace décadas. Se lamentan de que el virus no haya cobrado importancia hasta que se introdujo en Europa (de forma similar a como ocurrió con el Ébola), y reiteran que la única novedad de la enfermedad es que ahora afecta también a los blancos. Es una situación que se veía venir: la deforestación de los bosques africanos ha provocado un aumento en el contacto entre seres humanos y ardillas y roedores que, según los estudios, podrían ser los huéspedes naturales del virus. Además, la disminución de programas de vacunación contra la viruela común, una vacunación que en ocasiones sirve de cortafuegos para otras variantes de la viruela, tampoco ayuda a refrenar el aumento de casos de viruela símica que lleva dándose desde hace seis años.
Una enfermedad conocida
El virus del mono se detectó por primera vez en 1970 pero se piensa que lleva siglos circulando por los países africanos. A diferencia del SARS-Cov2, los expertos conocen perfectamente cómo actúa y cómo se transmite. Desde la década de los 70 se han notificado casos de viruela símica en 10 países africanos: Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Liberia, Nigeria, República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo, Sierra Leona y Sudán del Sur. El mayor brote documentado ocurrió en Nigeria pero se contabilizan miles de contagiados al año, con decenas de fallecidos por la falta de atención médica que reciben.
El doctor Alegría insiste en su postura: “hasta que no hay un brote en Occidente no se estudia a fondo un virus, o esto parece, que la salud global solo depende de los intereses occidentales”. Recuerda que “en África viven personas y mueren personas por enfermedades que podrían evitarse”. Considera que estamos en un buen momento para enfocar el problema. El virus del mono, aunque vistoso y con efectos perturbadores, no deja de ser una de las tantas enfermedades que pueblan el continente africano sin que afecten demasiado a Europa. Y las hay más graves. Mientras el mundo se encerraba en sus casas a comienzos de 2020, Iñaki Alegría combatía sin descanso un brote de sarampión que arrasó con Etiopía de forma casi anónima, teniendo en cuenta que el sarampión cuenta con una vacuna eficaz y que los brotes ocasionales de esta enfermedad podrían evitarse con los medios adecuados.
¿Es el momento de mirar a África para combatir sus enfermedades antes de que lleguen a Occidente? ¿Si no por una obligación moral, como medida preventiva para salvarnos a nosotros mismos? Hay quién diría que ese momento llegó hace décadas. Cada vez que una enfermedad salta de un continente a otro (ébola, covid-19) parece que ha llegado ese momento, aunque nunca llega del todo. Un vistazo a las cifras de la tuberculosis, una enfermedad común en África y apenas presente en Europa, pueden hacernos comprender la desigualdad entre europeos y africanos en materia de enfermedades. Hasta un millón y medio de personas fallecen cada año a causa de la tuberculosis, según los datos ofrecidos por la OMS, y muchas de estas muertes son de personas infectadas también con el virus del VIH. Mientras estas bacterias o virus (según qué enfermedad) tienen la capacidad de mutar, con los peligros añadidos que esto conlleva a la hora de volver obsoletos los remedios que han sido desarrollados para combatirlas.
El doctor Alegría insiste con la voz de quién conoce la realidad a fondo. “Han aumentado los casos de viruela símica pero siguen siendo escasos, en comparación con otras enfermedades como la neumonía, la malaria, la tuberculosis, el VIH...”. Y parece que estas enfermedades todavía acompañarán a los africanos durante mucho tiempo.
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