Jonathan Sullivan

“Es muy probable que EEUU intervenga para defender a Taiwán de un ataque de China, pero no es un escenario inminente”

Jonathan Sullivan, director del Instituto de Investigación de Asia en la Universidad de Nottingham, asegura que si Pelosi viaja a Taipei, Pekín aumentará las incursiones aéreas sobre la isla

Miembros de la guardia de honor taiwanesa durante la botadura oficial del nuevo muelle de un nuevo buque de guerra
Miembros de la guardia de honor taiwanesa durante la botadura oficial del nuevo muelle de un nuevo buque de guerraRITCHIE B. TONGOAgencia EFE

El probable viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU,Nancy Pelosi, a Taiwán, programado para agosto, ha disparado la tensión entre Pekín y Washington. Los presidentes Joe Biden y Xi Jinping trataron de acercar posturas en una conversación telefónica este jueves, en la que Xi le dijo a su homólogo estadounidense que no juegue con fuego sobre su posición en Taiwán. Jonathan Sullivan, director del Instituto de Investigación de Asia en la Universidad de Nottingham, asegura a LA RAZÓN que EEUU sí que estaría dispuesto a defender a Taiwán en caso de una agresión china, pero considera que el escenario bélico no es inminente

¿Qué podría hacer China para contrarrestar la visita de Pelosi a Taiwán? ¿Qué tipo de reacción militar podría estar dispuesta a adoptar Pekín?

Si Pelosi viaja a Taiwán, y aún no es seguro que lo haga, habrá mucha retórica, pero es muy poco probable que esa visita provoque una respuesta militar directa de China. Es posible que haya algún movimiento militar después de la visita, dirigido a Taiwán. Lo más probable es que sean incursiones de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF), tal vez a través del estrecho de Taiwán. Es posible que haya algunos ejercicios militares del Ejército chino. Pero Pekín no va a amenazar directamente a Pelosi o a Estados Unidos.

¿Y Taiwán?

Taiwán pagará por la visita de Pelosi, pero es probable que el coste sea manejable en el contexto de las ya deterioradas relaciones entre ambos lados del Estrecho. Fuera del ámbito militar, es posible que la visita de Pelosi complique las relaciones entre Estados Unidos y China, aunque mucho dependerá de la llamada entre Xi y Biden esta semana. Pekín no asume que un alto dirigente político del propio partido de Biden pueda actuar unilateralmente, porque en China eso no es una acción posible. Pero Biden no puede decirle a Pelosi lo que tiene que hacer (y Pekín tampoco), y sospecho que ese hecho puede ser parte del intento de Biden de apaciguar a Xi. Es probable que China no se lo crea, y de hecho puede señalar un montón de palabras y acciones estadounidenses que parecen contravenir la propia política de una sola China de Estados Unidos.

El profesor Jonathan Sullivan, experto en China de la Universidad de Nottingham
El profesor Jonathan Sullivan, experto en China de la Universidad de NottinghamUniversity of NottinghamUniversity of Nottingham

¿Hay diferencias entre la política hacia Taiwán de Joe Biden con respecto a Donald Trump?

Estados Unidos ha apoyado cada vez más a Taiwán, y ya no podemos achacarlo todo a la idiosincrasia de la administración Trump. Biden no ha mostrado ninguna intención de “recomponer” las relaciones entre Estados Unidos y China, y en lo que respecta a Taiwán se ha mostrado tan firme como Trump. Pekín teme que el apoyo estadounidense a Taiwán aumente la prolongación de la separación y haga más difícil que China “anime” a Taiwán a aceptar que la unificación es la única opción para el futuro de Taiwán. Cuanto más apoyo práctico y moral le dedique EEUU a Taiwán, menos probable es que la isla acepte algo que la mayoría de los taiwaneses no quiere, unirse a China. Al mismo tiempo, Estados Unidos puede argumentar que su apoyo a Taiwán responde a la intimidación de China sobre Taiwán y a la amenaza de la paz en el Estrecho de Taiwán. Ambas partes se aferran a sus propios argumentos, lo que afectará a las relaciones entre Estados Unidos y China y a su capacidad para cooperar o entrar en competencia y conflicto en otros ámbitos políticos. Pero, en última instancia, será Taiwán quien pague el precio inmediato: no una guerra o una invasión en este momento, sino ejercicios militares intimidatorios y sobrevuelos, tal vez más obstáculos económicos, ataques cibernéticos más intensos o muchas otras acciones posibles fuera de lo cinético/militar.

El grupo de ataque del portaaviones del Reino Unido, liderado por el HMS Queen Elizabeth, y las Fuerzas de Autodefensa Marítima de Japón se unen a los grupos de ataque de portaaviones de la Armada de los Estados Unidos, liderados por los buques insignia USS Ronald Reagan y USS Carl Vinson
El grupo de ataque del portaaviones del Reino Unido, liderado por el HMS Queen Elizabeth, y las Fuerzas de Autodefensa Marítima de Japón se unen a los grupos de ataque de portaaviones de la Armada de los Estados Unidos, liderados por los buques insignia USS Ronald Reagan y USS Carl VinsonGray GibsonAgencia AP

¿Considera la visita de Pelosi como un acto provocador hacia China?

Taiwán, o más bien la administración de Tsai Ing-wen, se encuentra en una posición delicada. Habiendo adoptado una postura de oposición firme contra China, y habiendo visto cómo Pekín rechazaba cualquier acercamiento pacífico desde el primer día del mandato de Tsai, Taiwán depende del apoyo internacional, especialmente de Estados Unidos. Es prácticamente necesario y crucial para la psique nacional y para que Tsai demuestre que su camino es el correcto para Taiwán. Por eso, si un alto funcionario estadounidense dice que quiere visitarlo, Tsai no está en condiciones de negarse, aunque sepa que habrá algunas consecuencias para Taiwán. Pero Taiwán se enfrenta a este tipo de intimidación de forma rutinaria, por lo que su cálculo es probablemente que tanto si Pelosi viene como si no, Taiwán se enfrentará a incursiones, ciberataques, obstáculos económicos, estrangulamiento del espacio internacional, retórica dura y amenazas, etc. Y a fin de cuentas, una visita de Pelosi sería una importante demostración de apoyo de Estados Unidos tanto a Taiwán como a Tsai.

La mayor “provocación” de Taiwán a China es que el pueblo taiwanés ha indicado inequívocamente que no quiere la unificación [en la forma de un país dos sistemas que ofrece Pekín]. Si la postura de Tsai parece provocadora, hay que recordar que su posición refleja las preferencias de la mayoría de la población. El DPP, el partido de la presidenta Tsai, y el KMT de la oposición, difieren en la forma de gestionar las relaciones a través del Estrecho, pero ambos partidos están de acuerdo en que deben preservarse la autonomía y la democracia de Taiwán.

El nuevo avión supersónico de Taiwán AIDC T-5 Brave Eagle
El nuevo avión supersónico de Taiwán AIDC T-5 Brave EagleRITCHIE B. TONGOAgencia EFE

¿Qué apoyo tiene la unificación con Pekín dentro de la Taiwán?

Dentro de la opinión pública taiwanesa, el apoyo a la unificación ahora o en el futuro es insignificante (< 5%). El KMT trata de gestionar las relaciones entre los dos países de forma menos abrasiva y está dispuesto a hacer algunas concesiones [como aceptar el consenso de 1992], pero fundamentalmente ninguno de los dos partidos apoya lo que quiere China. Sin embargo, dada la postura menos acomodaticia del DPP, la dependencia de Estados Unidos es mayor, porque aumenta el riesgo de que las relaciones entre ambos lados del Estrecho sean conflictivas. Esto coloca a Taiwán en una relación de cierta dependencia con EEUU, que tiene sus propios intereses y estrategias en lo que respecta a China. Algo de eso es relevante para Taiwán, pero la competencia entre EEUU y China es mucho más amplia que esta cuestión, aunque Taiwán puede ser un punto focal o un desencadenante. Estar en medio de la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China no es un buen lugar para Taiwán, pero si hablamos de la supervivencia de la autonomía taiwanesa es mejor que quedar a la deriva y a merced de una anexión coercitiva.

¿Estaría Estados Unidos dispuesto a defender a Taiwán ante cualquier movimiento militar chino para tomar el control de la isla?

La arquitectura política de Estados Unidos [la política de una sola China, la Ley de Relaciones con Taiwán y varios comunicados] fue estable durante 40 años, y la “ambigüedad estratégica” [es decir, si Estados Unidos defendería o no a Taiwán contra un ataque] fue una “disuasión dual” eficaz [es decir, disuadió un ataque de Pekín y disuadió una declaración de independencia de Taiwán]. Pero esta arquitectura se ha ido debilitando a medida que Pekín se ha ido imponiendo en Taiwán y en otras partes del mundo y Estados Unidos ha empezado a aumentar su apoyo a Taiwán y a tratar a China como un rival en otros lugares. Entramos en una espiral de inseguridad e incertidumbre, en la que las garantías de los últimos 40 años se han vuelto menos sólidas. La trayectoria negativa es muy preocupante, y no hay indicios de que ninguna de las partes esté dispuesta a detenerla. Xi se ha encerrado en Taiwán haciendo que la unificación sea indivisible del “gran rejuvenecimiento de la nación china” y de la legitimidad de todo el régimen del PCC, y Estados Unidos se ha inclinado tanto en apoyo de Taiwán que Pekín ya no confía en nada de lo que dicen y cree que Estados Unidos está intentando deliberadamente frustrar la unificación [o, en el lenguaje de Pekín, que Estados Unidos apoya la independencia]. Creo que es posible alejarse de estas posiciones antagónicas, pero hará falta algo de buena voluntad, confianza y creatividad, que parece escasear.

¿Una acción militar puede ser inminente?

No estamos en una fase en la que la acción militar sea inminente, pero a medida que Taiwán se convierte en un punto de disputa más agudo entre EEUU y China, tenemos que contemplar posibles escenarios. El valor estratégico de Taiwán tanto para la República Popular China como para Estados Unidos es muy alto. Si Taiwán se anexiona con éxito en contra de su voluntad, todo el proyecto político de “Indo-Pacífico libre y abierto” está muerto, y Pekín utilizará el control de Taiwán para recalibrar el equilibrio de poder en el Pacífico occidental. Estados Unidos dejaría de ser dominante en la región, Japón se vería amenazado, China podría proyectar su poder a través del océano, etc. Cambiaría la geopolítica en un instante. Por eso el “statu quo” [de la autonomía taiwanesa, pero no de la independencia formal] es una fuerte preferencia estadounidense. Independientemente de lo que digan ambas partes sobre los valores o la historia, Taiwán es una cuestión de poder. Lo que está en juego es tan grande que creo que es muy probable que Estados Unidos intervenga para defender a Taiwán de un ataque si eso ocurriera [pero reitero, no es un escenario inminente]