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El uso del arma nuclear en Ucrania pone a prueba “la amistad sin límites” de Rusia y China

El “Global Times”, el diario del Partido Comunista, advierte que la bomba atómica de Putin pondría en peligro la “paz mundial”

Vladimir Putin habla con el presidente chino Xi Jinping en Samarkanda, Uzbekistan
Vladimir Putin habla con el presidente chino Xi Jinping en Samarkanda, UzbekistanSergei BobylevAgencia AP

Este domingo, en el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista de China, se espera que el presidenteXi Jinpingasegure un tercer mandato consecutivo como líder de la nación. Se trata de un esperado acontecimiento que define la feroz política del Partido Comunista y que tendrá lugar en un momento delicado, donde además debe concentrarse en evitar una potencial Tercera Guerra Mundial.Un posible ataque nuclear ruso en Ucrania -el primer uso de este tipo de armas desde que Estados Unidos lanzara las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945- desencadenaría una crisis mundial catastrófica.

Si bien ambas naciones comparten intereses económicos y militares o el deseo de superar con éxito a un Occidente para ellos amenazante, Putin ha contribuido a frustrar las esperanzas de Xi de un 2022 sin incidentes, abriendo una brecha en su cuidadosamente elaborada armadura. Los fracasos de Rusia en Ucrania y el ruido de tambores de una guerra nuclear han puesto a prueba su alianza estratégica. Con Putin cada vez más desesperado, Xi debe recapacitar sobre la amenaza que su «amistad sin límites» supone para la salud económica de China, para sus propias ambiciones geopolíticas y la estabilidad mundial. Un Putin débil y acorralado puede ser peligroso. Así se lo recordó al mundo cuando amenazó: «Si Rusia siente que su integridad territorial está amenazada, utilizaremos todos los métodos de defensa a nuestra disposición, y esto no es un farol». El ex presidente ruso Dmitri Medvedev lo repitió, especificando el uso de armas nucleares tácticas: «Los demagogos al otro lado del océano y en Europa no querrán morir en un apocalipsis nuclear».

Si decidiera utilizar un artefacto nuclear táctico para «defender» el territorio ucraniano que se ha anexionado ilegalmente, podría abrir una caja de Pandora de los horrores. Su guerra, de hecho, ha provocado un caos considerable en las centrales nucleares ucranianas durante las batallas por el control de los emplazamientos.

Turbulencias en China

Para Xi, esto no podría llegar en peor momento. A nivel interno, China se enfrenta a un panorama económico excepcionalmente complicado, que incluye un agravamiento de la crisis inmobiliaria, una burbuja de la deuda que asciende al menos al 300% del PIB, un nivel de fuga de capitales sin precedentes y una alta tasa de desempleo juvenil, sin olvidar los estragos causados por los bloqueos recurrentes derivados de la política «Covid Cero». En estos momentos, no puede permitirse perder más comercio e inversiones, especialmente de un socio económico tan grande como Europa.

En febrero, durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, los mandatarios firmaron un acuerdo de cooperación sino-ruso, pero el plan de invadir Ucrania debió considerarse como una apuesta segura: los rusos derrocarían rápidamente a los dirigentes ucranianos, lo que debilitaría a Estados Unidos y la OTAN. No obstante, en la reciente Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en Samarcanda, Uzbekistán, Putin reconoció públicamente las «preguntas y preocupaciones» de China sobre esta contienda, una admisión inaudita que podría dejar velada una cierta tensión entre las dos naciones. Además, el propio Xi no mencionó públicamente a Ucrania. Un silencio que contrastaba con el primer ministro indio, Narendra Modi, que, en un notable giro, reprendió abiertamente a Putin.

Así pues, la frustración de China con Rusia parece patente. La guerra ha dejado a Pekín en una posición excepcionalmente incómoda. Un combate corto que derrocara al Gobierno ucraniano prooccidental habría sido una gran victoria para Pekín, socavando gravemente la unidad y la influencia del orden liberal occidental que también pretende aplastar. Es posible que este fuera el brillante futuro que se le expuso a Xi cuando, justo antes de la guerra, los dos líderes firmaron una declaración conjunta en la que declaraban que ahora «no había límites» para su asociación. Sin embargo, el prolongado conflicto y la exposición de la debilidad y brutalidad simultáneas del Ejército ruso, se han convertido en un serio dolor de cabeza para China.

El caso de Taiwán

Las anexiones de Putin también pueden socavar la política de «una sola China» respecto a Taiwán. Algunos países de Europa del Este ya están expresando sus dudas sobre la conveniencia de esa estrategia. Si el dirigente chino, que ha defendido firmemente el principio de integridad territorial, acepta en silencio estas anexiones, podrían acusarlo de hipócrita. Recientemente se ha podido apreciar un giro en el tono editorial de los medios de comunicación chinos.

La censura de los medios de comunicación ha permitido adoptar una sorprendente línea crítica con respecto al gambito desesperado de movilizar 300.000 soldados reservistas anunciado por Rusia y a las últimas amenazas de utilizar armas nucleares. Analistas políticos chinos, expresaron que, incluso si Moscú pudiera reclutar un número sustancialmente mayor de soldados, la ventaja que obtendría sobre los ucranianos en el próximo invierno sería marginal. Hu Xijin, antiguo redactor jefe del Global Times, sostuvo que, si bien Rusia ganaría definitivamente una ventaja en Ucrania detonando armas nucleares tácticas en el país, su uso también «pondría en peligro la paz mundial».