Caos británico
Reino Unido, de nuevo el «hombre enfermo de Europa»
El próximo primer ministro británico heredará una situación económica peor a la de la década de los setenta
Con una gran pérdida de competitividad internacional, relaciones laborales en su estado más crítico y una inflación disparada, Reino Unido atesoró en la década de los 70 el título del «hombre enfermo de Europa». La caída de la libra llegó hasta tal punto que el entonces ministro de Economía, el laborista Denis Healey, tuvo que pedir el 28 de septiembre de 1976 un préstamo de emergencia de 4.000 millones de dólares al FMI. Estaba en la sala VIP del aeropuerto de Heathrow, gin-tonic en mano, esperando a su vuelo destino a Washington para asistir precisamente a la reunión anual de la institución, pero, la presión de los mercados soberanos fue tan grande, que tuvo que suspender en el último momento el viaje en pleno caos del Gobierno.
Hoy, Downing Street aún no ha pedido ningún préstamo de emergencia. Sin embargo, las coincidencias con todo lo acontecido hace décadas son demasiadas. En esta ocasión, Kwasi Kwartengsí llegó a coger el avión para acudir a la reunión de Washington del FMI. Pero tuvo que acortar el viaje de forma abrupta el 14 de octubre para ser despedido como titular del Tesoro nada más aterrizar en Londres. Su polémico plan fiscal con los recortes de impuestos más drásticos desde 1972 habían fracasado. Su salida del Ejecutivo fue el inicio de un terremoto que acabó forzando la renuncia de la mismísima Liz Truss como primera ministraapenas 45 días después de haber tomado el cargo. La crisis política-económica es ahora tan acentuada que Reino Unido es considerado, de nuevo, el «hombre enfermo de Europa». Aunque hay analistas que creen que la situación es aún peor a la de los 70. Porque, entonces, la deuda era mucho más baja en proporción al PIB, había aún una base manufacturera sustancial, la productividad estaba en una tendencia creciente y el descubrimiento de petróleo y gas en el Mar del Norte ofrecía la promesa de la autosuficiencia energética. Además, debido a que la fuerza laboral aún era joven y crecía en cifras (resultado del «baby boom» de 1945 a 1960), el país podía permitirse el asentamiento de la posguerra de un gran estado de bienestar.
Hoy, sin embargo, hay una crisis energética global derivada de la invasión rusa, el libro de cuentas está en números rojos (las políticas relacionadas con la pandemia cuestan más en Reino Unido como proporción del PIB que cualquier otra economía avanzada, excepto Canadá); hay un grave problema de productividad; se dan las peores previsiones de crecimiento del G7; la falta de mano de obra se agudiza por las nuevas normativas post Brexit; y el envejecimiento de la sociedad actual, en combinación con una fuerza laboral cada vez más escasa, han hecho que gran parte del gasto en asistencia social y atención médica sea inasequible.
Los retos para el sucesor de Truss
Los retos, por tanto, para el nuevo inquilino del Número 10 no son pocos. Tras la dimisión de Truss, el Partido Conservador celebra ahora unas primarias por la vía exprés para tener sucesor, como tarde, el próximo viernes. Si para el lunes, las filas eligieran a un único candidato de consenso como líder de la formación, no habría necesidad de preguntar a las bases y éste se convertiría en primer ministro automáticamente, el tercero en tan sólo tres meses. Pero todo indica que habrá contienda hasta el final.
Candidatos en liza
El ex «premier» Boris Johnson aterrizó ayer en Londres tras unas vacaciones en el Caribe y, según sus aliados, ya habría conseguido los 100 avales entre los 357 diputados conservadores, para asegurar su candidatura. Aunque, anoche, solo 52 lo habían manifestado públicamente. Por su parte, el ex Chancellor, Rishi Sunak, que quedó segundo en las primarias del verano, había conseguido el apoyo público de 112. Mientras que Penny Mourdant, actual líder de los conservadores en la Cámara de los Comunes, tendría 22.
Ayer, los protagonistas no se habían pronunciado públicamente. Sólo Mourdant había presentado oficialmente su candidatura. La gran expectación recae sobre Johnson. A pesar de levantar grandes divisiones entre los diputados, es el claro favorito de los afiliados, por lo que podría estar cada vez más cerca de regresar a Downing Street, a los pocos días de haberla dejado, y seguir así los pasos de su gran héroe, Winston Churchill, que se convirtió en primer ministro en dos ocasiones distintas.
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