Negociación
La socialdemócrata Frederiksen buscará formar un Gobierno de centro en Dinamarca tras ganar las elecciones
La izquierda logra mantener su mayoría absoluta gracias a los diputados de Groenlandia e Islas Feroe
Tras una frenética noche electoral en la que Mette Frederiksen no pudo cantar victoria hasta que se contó el último voto, la líder socialdemócrata acudió puntual al Palacio de Amalienborg para presentar a las once de la mañana su dimisión como primera ministra de Dinamarca a la reina Margarita. “Es seguro que ya no hay una mayoría detrás del Gobierno en su forma actual”, aseguró en alusión al actual Ejecutivo socialdemócrata en minoría que encabeza desde 2019 con apoyo parlamentario de otras cuatro formaciones de izquierdas.
El domingo los socialdemócratas no solo revalidaron su victoria, sino que la ampliaron hasta alcanzar un 27,5% de votos y sumar 50 escaños (dos más que hace cuatro años). “La socialdemocracia tuvo su mejor resultado en más de 20 años”, resumía una emocionadak Frederiksen en un discurso a sus simpatizantes esta mañana. “Somos un partido para toda Dinamarca”, añadió.
Aunque Frederiksen cuenta con una mayoría de 90 de los 179 diputados del “Folketing” (Parlamento) para seguir gobernando con sus aliados del centro izquierda y tres diputados de Groenlandia e Islas Feroe, la líder socialdemócrata ya expresó al convocar las elecciones hace un mes que deseaba encabezar un Gobierno transversal entre partidos centristas que rompiera la tradicional división entre izquierda y derecha.
“Entramos en la campaña con la promesa de formar una coalición amplia. Parece que los daneses han respaldado eso y espero que podamos hacerlo”, aseguró Frederiksen tras recibir el mandato de la reina para buscar apoyos para formar un nuevo Gobierno. Una tarea que se vislumbra difícil ante el escepticismo de una oposición de derechas que no ha logrado sacar provecho electoral del desgaste electoral del Gobierno socialdemócrata.
“Será muy muy difícil. Si es posible, no lo sabemos, pero vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas”, expresó la líder socialdemócrata en el tradicional debate de los líderes parlamentarios en el Club de Prensa en Copenhague. “Va a exigir que partidos que tradicionalmente han estado enfrentados se sienten en la misma mesa. Va a exigir confianza, tiempo y compromisos. Nadie va a poder ver realizados todos sus deseos”, advirtió Frederiksen ante el resto de líderes políticos, con los que se reunirá a partir del viernes para explorar una coalición poco común en el país nórdicos. A parte de los Gobierno de concentración nacional formados durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los dos grandes partidos (socialdemócratas y liberales) solo han compartido el poder brevemente a finales de los años setenta.
Los liberales, precisamente, son los primeros a los que cortejará Frederiksen. El partido tiene por delante un proceso de reflexión interna tras lograr apenas el 13,3% de los votos y 23 escaños, su peor resultados en 34 años. Su caída responde a la doble escisión que han sufrido los liberales en los últimos tiempos a manos de dos partidos creados por dos antiguos dirigentes. Sus votantes más centristas han preferido apostar por el Partido Moderado creado hace apenas un año por el ex primer ministro Lars Løkke Rasmussen, que logró un 9,3% y 16 diputados. En cambio, los electores más derechistas y partidarios de la mano dura contra la inmigración se han decantado por los Demócratas de Dinamarca de la ex ministra de Integración Inger Støjberg, que sumó el 8,1% y 14 escaños. Støjberg, que ha absorbido a la mayoría de votantes del otrora influyente Partido Popular Danés (DF), fue condenada hace un año a dos meses de prisión en un juicio político por separar a parejas solicitantes de asilo cuando era ministra.
Si bien el líder liberal, Jakob Ellemann-Jensen, rechaza compartir el Gobierno con sus tradicionales rivales políticos, no descarta otro tipo de cooperación que no pase por entrar en el Gobierno. “Me cuesta verlo. Pero entiendo el amor intuitivo de la gente por tal Gobierno central, porque les gusta cuando los políticos cooperan. Pero no tenemos que sentarnos juntos en el Gobierno para cooperar”, explicó.
Ellemann-Jensen, por tanto, no cierra la puerta al diálogo. “Hay que hacer un esfuerzo, y eso es lo que digo. Quiero apoyarme en esto. He entrado en política para marcar la diferencia. Los mandatos que aún tenemos, sin embargo, deben tener el mayor peso posible”, explicó.
Por su parte, Rasmussen, que vio cómo su influencia como llave del futuro Gobierno se desvanecía a medida que avanzaba el escrutinio la noche del domingo, abogaba hoy por buscar un Gobierno entre rojos y azules. “¿Dónde se puede encontrar la mayoría que quiere asumir la responsabilidad colectiva? Mi estimación es que creo que se puede encontrar una mayoría en el Parlamento para crear un programa político común”, aseguró.
En cambio, donde está encontrando mayor rechazo la idea de sumar a la derecha al Gobierno es entre los socios del bloque de izquierdas, que instan a Frederiksen a apoyarse como hasta ahora en los social liberales, socialistas populares y rojiverdes par gobernar Dinamarca. La portavoz de la Alianza Rojiiverde, Mai Villadsen, anticipaba que “hay que subir la temperatura en las próximas negociaciones, porque van a ser realmente decisivas para nuestro país”.
Frederiksen es quien tiene lleva ahora el mando de las negociaciones. Si no logra seducir a los partidos de centro derecha para integrarse en el Gobierno, podrá pasar al “plan B” y formar un Gobierno de coalición con varios de los partidos del bloque de izquierdas. El fin último de la líder socialdemócrata es constituir un Gobierno fuerte para afrontar los retos económicos y de seguridad derivados de la guerra de Ucrania.
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