EE UU

La peor semana de Trump desde que abandonó la Casa Blanca

El ex presidente de EE UU afronta tres delitos por llevarse documentos clasificados a su mansión de Florida

Lista de la documentación incautada pro el FBI en el registro de la residencia del ex presidente Donald Trump
Lista de la documentación incautada pro el FBI en el registro de la residencia del ex presidente Donald TrumpJon ElswickAgencia AP

Parecía invencible. Ni dos «impeachments», ni un asalto al Capitolio, ni numerosos escándalos políticos, fiscales y sexuales a su espalda han podido contra él. Hasta ahora. Los recientes acontecimientos de esta semana podrían poner punto y final a las aspiraciones de Donald Trump a la reelección en 2024. «Son tiempos oscuros para nuestra nación», denunció el ex presidente en su red social Truth Social al saber que el FBI entraba a registrar su residencia de Mar-a-Lago en Florida. «Mi hermosa casa se encuentra sitiada, allanada y ocupada por un grupo de agentes del FBI».

La orden de registro fue aprobada el 5 de agosto por un juez de Palm Beach y firmada tres días antes de la redada, dando de plazo al FBI hasta el 19 para efectuar la operación. Los agentes debía confiar cualquier caja o documento «clasificado», cualquier indicio de transmisión de datos e información sobre Seguridad Nacional, archivada durante los cuatro años de mandato de Trump. También debían encontrar cualquier evidencia de destrucción de documentos bajo ese período.

El jueves, el fiscal genera, Merrick Garland, compareció para defender la labor de los servicios de inteligencia en la investigación puesta en marcha contra Trump y confirmar que fue él mismo quien autorizó la orden de registro en su mansión de Florida. Tras la explosión mediática de la operación sin precedentes, Garland explicó que las autoridades llevan a cabo este tipo de pesquisas con la máxima discreción para proteger el derecho a inocencia del presunto delincuente pero que, al hacer sido el propio Trump quien dio a conocer la operación, ahora él se veía obligado a solicitar que se hicieran públicos todos los detalles, junto al resto del inventario requisado.

Orden que ya estaba en manos de Trump, a quien incluso le había llegado una citación en primavera exigiendo que devolviera el material que le fue finalmente confiscado. Documentación clasificada sobre armas nucleares, uno de los secretos mejor guardados del país, así como otro material sensible no apto para abandonar la Casa Blanca cuando un presidente estadounidense culmina su mandato. Entre la documentación clasificada que Trump se llevó a Florida, destaca un total de 26 cajas numeradas, carpetas con documentos y fotografías etiquetadas de «alto secreto» o «confidencial», así como papeles relacionados con diversas personalidades, como uno que figura bajo el título «presidente de Francia», en alusión a Emmanuel Macron, y otro sobre la petición de indulto de Roger Stone, su ex jefe de campaña.

El magnate neoyorquino podría haber vulnerado la Ley de Espionaje y, con ella, tres delitos que podrían complicarle mucho la existencia: obstrucción a la Justicia y destrucción de documentos. Delitos por los que Trump podría enfrentarse una pena de cinco años de cárcel e incluso quedar inhabilitado para volver a presentarse a unas elecciones. Aunque sus intenciones son otras: según ha insinuado recientemente, el ex presidente republicano estaría a punto de anunciar su candidatura a los próximos, incluso antes de las legislativas de noviembre.

Pero Trump parece estar cada vez más alejado de esa meta, que, por otro lado, podría estar buscando para aferrarse a la inmunidad. El registro del FBI no ha sido el único enfrentamiento que ha tenido Trump con la Justicia estadounidense esta semana. Por orden judicial, el magnate debía presentarse a declarar este miércoles bajo juramento en el marco otro investigación, no relacionada, puesta en marcha contra él por la Fiscalía de Nueva York por fraude fiscal.

Trump y su compañía están bajo investigación civil por posibles prácticas ilícitas con su negocio familiar, la Organización Trump, gestionada en la actualidad por sus tres hijos mayores, falseó el valor de activos preciados, estados financieros inflados y engaños a prestamistas y al fisco, entre las acusaciones de la investigación civil abierta por la Fiscal General de Nueva York, Letitia James. Demócrata de raza negra, el republicano la acusa de “racista” por poner en marcha el proceso legal contra él, que podría llevarle a sentarse en un banquillo.

Pero Trump se acogió a la quinta enmienda de la Constitución, en contra de lo que él mismo criticó sobre otros en el pasado, que permite preservar el derecho a no declarar.

Cada vez más lejos de la reelección, Trump se defiende ahora alegando “la mayor caza de brujas de la historia de Estados Unidos” contra él y movilizando a su todavía resistente base electoral como pocos saben hacer.

Tanto el FBI como el ex presidente Barack Obama han sido los últimos blancos de sus ataques, a quienes acusa de estar politizados a manos de la Administración Biden, en el caso de los servicios de inteligencia, y de haberse llevado también documentos clasificados de la Casa Blanca, que debía estar en manos del Gobierno Federal. Información desmentida por la Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA), que lleva meses detrás de Donald Trump intentando recuperar toda la documentación clasificada que se llevó.

Los republicanos rompieron filas con Trump, indignados por el hecho sin precedentes del registro del FBI en su vivienda y criticando la labor de las autoridades, pero fueron aguardando silencio confirme avanzaba la semana y más detalles del caso fueron desvelados. Sin la certeza de los efectos que podría producirles posicionarse a favor o en contra del magnate, los conservadores optan por observar, manteniendo en la sombra, el devenir de los acontecimientos en la recta final de las “midterms” de noviembre.