Brasil

Bolsonaro arenga a su «ejército» en el bicentenario

El presidente brasileño da un tinte electoral al día de la Independencia, donde es aclamado por miles de personas

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saluda simpatizantes en una feria agropecuaria en la ciudad de Esteio
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saluda simpatizantes en una feria agropecuaria en la ciudad de EsteioRicardo RimoliAgencia EFE

Brasil celebró ayer el 200º aniversario de su independencia con un desfile militar que unió al Ejército brasileño y a los simpatizantes del presidente Jair Bolsonaro en las calles de Brasilia y Río de Janeiro. Bolsonaro había pedido a sus seguidores ir a las calles «por última vez» este 7 de septiembre, en una enigmática arenga que en muchos sectores políticos aumenta el temor a un golpe de Estado de Bolsonaro si, como prevén los sondeos, pierde las elecciones contra el ex presidente Luiz Inacio da Silva el 2 de octubre. Bolsonaro ha puesto en duda la limpieza de las elecciones y ha lanzado duras críticas a las autoridades del Tribunal Superior Electoral.

Elecciones en Brasil
Elecciones en BrasilAntonio Cruz

Ayer, pretendía hacer una demostración de fuerza en las calles con la manifestación por el bicentenario de la independencia de Brasil. El mandatario brasileño llamó a sus partidarios a asistir a un mitin en Copacabana, en Rio de Janeiro, al tiempo que ordenó a los militares desviar su ruta habitual por el centro de la ciudad para desfilar. «Bolsonaro quiere demostrar fuerza en la calle. Más allá de sus fuertes convicciones autoritarias, la amenaza de golpe tiene algo de prevención. Presentar una fortaleza para que la justicia tenga miedo de meterlo en la cárcel», explica el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Fabricio Pereira.

«Está en juego nuestra libertad», declaró ayer Bolsonaro en el Palacio de la Alborada, su residencia oficial, antes de dirigirse hacia la Explanada de los Ministerios de Brasilia, en la encabezó un desfile cívico militar en conmemoración de los 200 años de la Independencia del país de Portugal. Durante el trayecto hasta la tribuna presidencial, fue aclamado por unas 40.000 personas, en su gran mayoría alineadas con la ultraderecha que encabeza el mandatario, ya que la oposición decidió dejarle la calle al bolsonarismo en esta fecha patria, a fin de evitar enfrentamientos con los partidarios de Lula en un ambiente polarizado.

Tras la presentación de las tropas y la ceremonia institucional, Bolsonaro participó en un acto político en la misma Explanada de los Ministerios, en el que no hizo una sola alusión al día de la Independencia y reiteró su decisión de «luchar contra el mal» y «el comunismo» en las elecciones de octubre.

Aún cuando algunos de sus partidarios exhibían carteles pidiendo una «intervención militar con Bolsonaro en el poder» y la «clausura» del Parlamento y la Corte Suprema, el mandatario no se hizo eco en su discurso, en el cual insistió en que Brasil tiene hoy «un presidente que cree en Dios, respeta a los policías y militares, defiende a la familia, es contra el aborto y le debe lealtad su pueblo». Tras ese acto, Bolsonaro se trasladó a Río de Janeiro, donde celebró otro mitin electoral frente a miles de partidarios.

Pese a sus amenazas golpistas, Bolsonaro ha remontado en los últimos meses al pasar de un 21% de apoyo en enero al 32% actual en las encuestas de Datafolha. El bronco debate entre los seis principales candidatos a la Presidencia el pasado domingo ha tensado aún más la campaña. Bolsonaro acusó a Lula de dirigir «el gobierno más corrupto en la historia de Brasil». Lula respondió que fue encarcelado «ara evitar su victoria» frente a Bolsonaro en las elecciones de 2018: «Estoy más limpio que el presidente y su familia». La precampaña estuvo marcada por el asesinato del dirigente del Partido de los Trabajadores en la ciudad Foz de Iguaçu, Marcelo Arruda, el 16 de julio a manos de un simpatizante del presidente brasileño al grito de «aquí somos de Bolsonaro».

«Un asalto similar a lo ocurrido en el Capitolio es solo una de las posibilidades. Bolsonaro tiene el apoyo de sectores que dependen de las armas», sostiene Pereira sobre la amenaza golpista.

La flexibilización de la tenencia de armas llevada a cabo por Bolsonaro provoca una mayor incertidumbre sobre la respuesta del presidente brasileño y sus seguidores si Lula gana las elecciones. La Policía brasileña registró la semana pasada las casas de ocho empresarios afines a Bolsonaro por intercambiar mensajes golpistas. «Prefiero un golpe al regreso del PT. Mil veces», escribía hace un mes en el chat José Koury, un empresario inmobiliario de Río de Janeiro. La operación incluye registros en los domicilios, el bloqueo de las cuentas de redes sociales y la inspección de sus cuentas bancarias.

Pese a las similitudes entre Bolsonaro y Trump, Pereira subraya que «lo ocurrido en el Capitolio es solo una de las posibilidades»: «Bolsonaro siempre tuvo el apoyo de sectores que dependen de las armas, algunos en la frontera de la ilegalidad y otros claramente en la ilegalidad». El catedrático subraya los grupos que respaldan a Bolsonaro ante su amenaza de golpe de Estado: «Son sectores paramilitares, milicias de defensa de grandes propietarios de la tierra, grupos que ocupan reservas indígenas en el norte de Brasil donde se expande el hambre, parte de la Policía militar y sectores de la seguridad privada».

Ante la incertidumbre que genera Bolsonaro, Pereira explica que en las últimas semanas «una parte de las élites, especialmente urbanas, ha aceptado la idea del regreso de Lula como última opción». Brasil encara las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1985 tras 21 años de dictadura militar.