Bolsonaro y Lula se enfrentan en el primer debate televisado con la corrupción como tema clave

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha comenzado el primer debate de las elecciones presidenciales de Brasil del próximo 2 de octubre, celebrado la noche del domingo en Sao Paulo, acusando al exmandatario Lula da Silva de dirigir “el gobierno más corrupto en la historia de Brasil”: “Todo el mundo robaba, desviaba, y el presidente no sabía”, comentó irónicamente Bolsonaro.

Lula ha respondido que fue encarcelado “para evitar su victoria” frente a Bolsonaro en las elecciones de 2018: “Estoy más limpio que el presidente y su familia”, se defendió el ex presidente brasileño (2003-2011). Lula acusó a Bolsonaro de “estar destruyendo el país” y Bolsonaro le reprochó: “¿Qué moral tienes para hablar de mi ex presidiario?”, confirmando que Brasil se enfrenta a una de las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1985.

Durante las tres horas de debate entre los seis principales candidatos a la Presidencia de Brasil, Bolsonaro y Lula elevaron aún más la alta tensión de la campaña. Lula se ha defendido de los ataques de Bolsonaro sacando el tema de la inversión social: “El país que dejé es un país que el pueblo echa de menos”, sostuvo el ex mandatario de 76 años encarcelado a principios de 2018 tras una condena de ocho años de cárcel por corrupción, anulada el año pasado por el Tribunal Supremo argumentando que el tribunal no tenía competencias para juzgar a Lula. Bolsonaro replicó que su gobierno “atiende a los más necesitados y pienso en los más pobres”. El mandatario ultraderechista ha mentido al asegurar que “la inflación de Brasil es una de las más bajas del mundo por debajo de Estados Unidos”, cuando el alza de precios acumulado en los últimos 12 meses en Brasil es del 11,8%, frente al 8,5% de EEUU.

En el primer debate entre Lula y Bolsonaro como candidatos, ambos prometieron mantener las polémicas ayudas sociales de 600 reales (120 euros) que Bolsonaro aprobó hasta final de año para intentar la remontada frene a Lula, favorito con el 47% de intención de voto frente al 32% de Bolsonaro, según la encuesta de Datafolha. Bolsonaro se vio obligado a aprobar el Estado de emergencia ante la prohibición de aprobar ayudas sociales antes de las elecciones. Bolsonaro tachó de “exageración” los datos que con certifican que 33 millones de brasileños sufren inseguridad alimentaria, el 15% de sus 212 millones de habitantes. Mientras Lula prometió “acabar con el hambre”, Bolsonaro defendió que sus ayudas son más efectivas que la Bolsa Familia con la que ex obrero del metal sacó a 28 millones de personas de la pobreza es sus ocho años de Presidencia.

La alta tensión del debate, organizado por varios medios de comunicación, se trasladó a la sala donde estaban los asesores de los candidatos y los periodistas. El diputado André Janones, partidario de Lula, y el ex ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, se encararon entre gritos y tuvieron que ser separados por el personal de seguridad. El conato de pelea se produjo después de que Lula centrase su discurso en la defensa del medio ambiente y la Amazonia. Bolsonaro también fue criticado por los otros cuatro aspirantes por el aumento de la deforestación durante su mandato, el avance de la inflación y el hambre. Tanto Lula como Bolsonaro confirmaron a última hora su participación y no está confirmado que asistan a más debates durante la campaña.

Al ser pregunto por una periodista sobre las políticas para hacer frente a la pandemia, Bolsonaro protagonizó otro momento de gran tensión al responder que abordar este tema “es una vergüenza para el periodismo”. Ante las acusaciones cruzadas de corrupción entre Lula y Bolsonaro, el candidato de centroizquierda del Partido Democrático Laborista, Ciro Gomes, ex aliado de Lula, acusó al ex presidente de “haberse dejado corromper”. Gomes es el único aspirante que se cuela entre Lula y Bolsonaro con un 8% de intención de voto: “Todo en Brasil está fuera de lugar. Escuchar al presidente Bolsonaro decir que la economía está en auge es algo que me choca”. La candidata de centro del MDB, Simone Tebet, Soraya Thronicke de Unión por Brasil y Felipe D´Avila del liberal Partido Nuevo no superan el 2% de apoyo.

Las encuestas en redes señalaron a Gomes como el ganador del debate por su papel de pacificador en el tenso cara a cara entre Lula y Bolsonaro. Ante las promesas de privatizaciones del magnate D’Avila y la empresaria de moteles en Mato Grosso do Sul Thronicke, Lula defendió las políticas de inclusión social y de generación de empleo prometiendo una reforma en la legislación para permitir derechos laborales a los informales, especialmente a los repartidores: “El pobre volverá a ser respetado, no es posible que un trabajador entregue comida sin poder comprar qué comer. Hay que legalizar la vida de ese ciudadano y darle ciudadanía. La esclavitud terminó en 1888. Nada de esclavitud del siglo XXI”.

Otra de los momentos más tensos del debate se produjo cuando Tebet acusó a Bolsonaro de “misógino” y de defender a violadores durante la dictadura militar. Bolsonaro replicó que existe una “victimización de la mujer” y defendió su agenda contra el aborto. El mandatario brasileño de 67 años argumentó que liberó la posesión de armas para que las mujeres campesinas puedan defenderse.

Antes de terminar el tenso debate que enfrentó por primera vez a Lula y a Bolsonaro como candidatos, el presidente brasileño cuestionó las alianzas de Lula en la región. Bolsonaro criticó a Lula por apoyar al presidente argentino, Alberto Fernández, y a los nuevos presidentes progresistas de Chile, Gabriel Boric, y de Colombia, Gustavo Petro: “Miren hacia dónde va la Argentina, el presidente de Argentina visitó a Lula en la cárcel. Hoy 40 por ciento de la población argentina está a la miseria. Lula apoyó al candidato que en Chile incendiaba el metro, en Colombia al candidato que está a favor de liberar las drogas y los presos”.