Ataque terrorista de Hamás

Arqueólogos y forenses tratan aún de identificar restos humanos en las comunidades fronterizas israelíes de Gaza

En las comunidades arrasadas muchas casas fueron quemadas hasta los cimientos por los atacantes. Decenas de víctimas murieron carbonizadas

El kibutz de Be'eri fue uno de los blancos de los ataques de los terroristas de Hamás
El kibutz de Be'eri fue uno de los blancos de los ataques de los terroristas de HamásManuel BruqueAgencia EFE

Arqueólogos israelíes de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) se encuentran todavía, casi 50 días después, en las comunidades israelíes que fueron atacadas por hombres de Hamás y la Yihad Islámica. Principalmente tratan de localizar restos humanos entre las ruinas quemadas.

El departamento del Ejército del comando del frente interior recurrió a la AAI para tratar de identificar tanto restos humanos como animales y tratar de ayudar a familiares y amigos que aún desconocen el paradero de sus familiares, amigos y mascotas. En particular, los cuerpos encontrados en los kibutz de Be’eri, Kisufim, Nir Oz, Kfar Aza, así como dentro de los coches de los que escapaban de la masacre del festival de música electrónica Nova, en Re’eim, estaban carbonizados y la ayuda para tratar de ponerles nombre era extremadamente necesaria.

En las comunidades arrasadas muchas casas fueron quemadas hasta los cimientos por los atacantes. Usaron para ello neumáticos de los vehículos de las propias víctimas a los que prendieron fuego en los salones y habitaciones de las casas. Por las altas temperaturas los restos humanos se vuelven irreconocibles para quien no está entrenado y, en muchos casos, también inidentificables.

Sin embargo, los arqueólogos se dedican precisamente a identificar restos humanos que han sufrido también lo suyo, guerras, inundaciones, distintos tipos de violencia o solo el implacable paso del tiempo.

Después de los hallazgos

Cuando los arqueólogos encuentran restos humanos o animales los envían a la base militar de Shura, donde los científicos extraen ADN y lo cotejan con la base de datos de nombres de los que aún figuran como desaparecidos. Los esfuerzos de los arqueólogos han llevado a la identificación de al menos 10 víctimas que se pensaba habían desaparecido, de modo que esas personas pudieron ser declaradas oficialmente muertas y enterradas.

En las labores participan unos 20 arqueólogos de la IAA.

Después, médicos como la pediatra Miriam Herman identifican los cuerpos en algunos centros hospitalarios. Herman se ofreció voluntaria para ayudar a darle un nombre a las tumbas de tantos pequeños, según explica. «Pero es muy difícil. No solo por las condiciones en sí del trabajo, ver tantos cadáveres de chicos, de un año, de meses, de cinco años, de siete, de doce, de todo…», explica. «Algunos tan quemados que no sabes qué es eso que parece un pedazo de madera, la forma en que llegaban era atroz, ensangrentados, quemados, mutilados, pedacitos de personas». Por eso las labores de identificación son tan difíciles, señala la doctora, «y cuanto más tiempo pasa, más difíciles se vuelven. Pero lo peor de todo es salir a hablar con los padres que están ahí esperando a recibir cualquier noticia y decirles qué hemos encontrado y qué no. No se sabe qué es peor», explica.

Labor lenta y necesaria

Una víctima identificada más de cinco semanas después del 7 de octubre fue la activista por la paz Vivian Silver, residente del kibutz Be’eri quien contactó por última vez a su hijo mientras se escondía de los terroristas que habían invadido su casa. Silver fue clasificada entre los desaparecidos y se creyó que había sido secuestrada y llevada a Gaza. Sin embargo, los expertos forenses informaron el 13 de noviembre a su familia que habían identificado sus restos.

También Liel Hetzroni, de 12 años fue identificada tras semanas de su desaparición. Liel, su hermano gemelo Yanai, su abuelo Avia y su tía abuela Ayala fueron asesinados en Be’eri. Avia fue asesinado en la casa de la familia, mientras que Liel, Yanai y Ayala fueron tomados como rehenes en el refugio de otra familia con otras 12 personas.

Según testigos, aquella casa fue escenario de una batalla de horas entre el Ejército israelí y los atacantes islamistas y fue quemada por estos últimos. Sólo sobrevivieron dos personas de ambas familias. Los restos de Liel fueron identificados por arqueólogos de la AAI unos días después de que su familia decidiera celebrarle una ceremonia de despedida en lugar de un funeral porque tenían que darle cierre a tanto sufrimiento.