China

Pekín guarda silencio frente a las acusaciones de atrocidades rusas en Ucrania

China se mantiene en un limbo, sin condenar la cruenta guerra y resistiéndose a definir el ataque de Rusia como una invasión

 El presidente ruso, Vladimir Putin y su homólogo chino, Xi Jinping
El presidente ruso, Vladimir Putin y su homólogo chino, Xi JinpingAlexei DruzhininAgencia AP

Mientras los líderes mundiales han expresado su horror e indignación tras las escenas de muerte de civiles y ejecuciones masivas que se han producido en la ciudad ucraniana de Bucha tras su ocupación por las fuerzas rusas, suscitando acusaciones de atrocidades y crímenes de guerra cometidos por las tropas del Kremlin, las redes sociales chinas se han mantenido del lado ruso insistiendo en que Ucrania ha montado las escenas para “inculpar” a Rusia.

Los medios de comunicación internacionales han mostrado fotos y vídeos de la destrucción de la ciudad y de las calles cubiertas de civiles muertos, incluso de una fosa común con cuerpos parcialmente enterrados, sin embargo la prensa china no se ha hecho eco y en la plataforma de medios sociales chinos Weibo destacados blogueros favorecieron que la frase “Rusia niega su conexión con el incidente de la muerte de civiles en Bucha”, se convirtiera en tendencia.

En un artículo del sitio web de noticias estatal, Guancha, se citó una declaración oficial rusa en la que se reivindicaba que “ningún civil había muerto debido a ninguna forma de violencia” y que “los residentes locales eran libres de moverse y utilizar las herramientas de comunicación”.

Habitualmente los censores chinos, que determinan discretamente lo que se puede debatir en las bulliciosas plataformas de redes sociales del país, suelen silenciar las opiniones de los ciudadanos que protestan contra la invasión rusa de Ucrania.

En los días posteriores al ataque ruso del 24 de febrero, los comentarios en las plataformas de redes sociales Weibo, WeChat y Douyin apoyaron ampliamente a Rusia y al presidente Vladimir Putin. Muchas de las publicaciones que desafiaban esto, o incluso que abogaban por la paz, desaparecieron rápidamente de la pantalla.

Pekín se mantiene en un limbo, sin condenar la cruenta guerra de Ucrania y resistiéndose a definir el ataque como una invasión. No hacerlo específicamente se considera una clara señal de la complicidad, el apoyo y la habilitación de la agresión por parte de Pekín. En su lugar, varios funcionarios y portavoces chinos se han dedicado a hacer acrobacias con una terminología difícil, reivindicando la fidelidad a sus preciados cinco principios de coexistencia pacífica, al tiempo que pedían el cese de las hostilidades y la provisión de ayuda humanitaria.

Reivindica su neutralidad en cumplimiento de los principios de mantenimiento de la integridad territorial de cada país y de no injerencia en los asuntos internos, pero al mismo tiempo reconoce la relación especial entre Rusia y Ucrania y las preocupaciones rusas en materia de seguridad. Según China, toda la culpa de la guerra recae en la OTAN y en Estados Unidos e insta a las partes a buscar una solución diplomática.

La guerra en Ucrania podría reordenar el triángulo China-Rusia-Estados Unidos con profundas consecuencias para la geopolítica mundial. China no está a salvo, ya que cada una de las posibles alternativas en su posicionamiento requiere de un compromiso con sus respectivos riesgos y recompensas.

Antes de la guerra en Ucrania, China y Rusia se enfrentaban a la creciente presión de Estados Unidos, albergaban agravios comunes por los territorios perdidos en guerras anteriores y mantenían prioridades similares con respecto a la preservación de la estabilidad del régimen. Como resultado, apenas tres semanas antes de la invasión rusa de Ucrania, Putin y Xi firmaron una larga declaración conjunta en la que se describe su amistad “sin límites”.

Cuando Xi y Putin se reunieron en Pekín, también firmaron contratos para que China comprara a Rusia 117.500 millones de dólares en petróleo y gas. Esto se suma al comercio bilateral, que se ha duplicado con creces, pasando de 64.000 millones de dólares en 2015 a 146.900 millones en 2021.

Por otro lado, el 1 de marzo el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Kuleba, pidió a su homólogo chino, Wang Yi, que mediara para conseguir un alto el fuego. La petición no llegó a ninguna parte, pero desde entonces los funcionarios chinos y el propio Xi Jinping han mantenido varias reuniones diplomáticas de alto nivel con representantes de Estados Unidos y de los países europeos.

Este mismo lunes, Kuleba publicó en su cuenta de Twitter una nueva conversación con Wang, en la que compartieron su convicción de que el final de la guerra servirá para los intereses comunes de alcanzar la paz y favorecer el comercio internacional”.

La segunda economía mundial teme el efecto de las sanciones económicas y la pérdida de reputación a nivel internacional por ser considerada responsable junto a Rusia de las víctimas de la guerra. Por ello, China aboga firmemente por una solución pacífica de la contienda y advierte de los daños que las sanciones podrían infligir a la economía global.

Occidente espera que China deje de jugar a dos bandas en el mismo barco y renuncie a ser neutral. En la actualidad, China ha intentado no ofender a ninguno de los dos bandos y ha caminado por un terreno intermedio en sus opciones internacionales, incluyendo la abstención en las votaciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, esta postura no satisface las necesidades de Rusia y ha enfurecido a Ucrania y a sus partidarios y simpatizantes, lo que le ha colocado en el punto de mira de gran parte del mundo.