Unión Europea

Corbyn apuesta por seguir en la UE con otro referéndum sobre el Brexit

Tras los pobres resultados de las últimas elecciones, y presionado por las bases y los sindicatos, abandona la ambigüedad, exige elecciones y promete hacer campaña por la permanencia.

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, en la puerta de su casa el pasado 3 de julio
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, en la puerta de su casa el pasado 3 de juliolarazon

Tras los pobres resultados de las últimas elecciones, y presionado por las bases y los sindicatos, abandona la ambigüedad, exige elecciones y promete hacer campaña por la permanencia.

Nadie quiere contradecir al sabio Heráclito, filósofo de la Grecia antigua. Pero con el debate del Brexit, «nada fluye y todo permanece». Incluso la posibilidad de celebrar un segundo referéndum. Parecía que se trataba de un escenario completamente enterrado. Y, sin embargo, el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, lo ha vuelto a poner encima de la mesa. El veterano político anunció ayer que pedirá a quien se convierta en el próximo primer ministro que someta su plan de divorcio –ya sea con o sin acuerdo– a un plebiscito donde el Partido Laborista hará campaña por la permanencia en la UE. Se trata de un importante giro que pone de manifiesto la presión a la que el responsable de la oposición se ha visto sometido en los últimos meses y que suma ahora más suspense, si cabe, al «thriller» que se espera vivir en Westminster el próximo otoño. Todas las encuestas vaticinan en las primarias del Partido Conservador una victoria del excéntrico Boris Johnson. Pero nadie sabe con certeza qué pasará después.

Aunque el foco de atención está puesto sobre los «tories», la formación laborista también está viviendo estos días su particular drama. Lejos de aprovechar la guerra civil del partido gobernante, la oposición ha acabado igual que el rival, sumida en el fango. La ambigüedad de Corbyn respecto a la cuestión europea ha desangrado a los laboristas por ambos extremos: los europeístas les han abandonado por los Liberal Demócratas y los euroescépticos por el Partido del Brexit de Farage.

En este sentido, el veterano político, que acaba de cumplir 70 años, llevaba semanas presionado por sus propias filas para definir una postura. Y tras una importante reunión de sindicatos y la directiva laborista, Corbyn mandó ayer una carta a sus bases donde explicaba que el partido «haría campaña por la permanencia frente a una salida sin acuerdo o un pacto ''tory'' que no proteja ni la economía ni el empleo». «Quien sea que se convierta en el nuevo primer ministro, debe tener la confianza de someter su acuerdo, o la falta del mismo, a consulta popular, donde la permanencia en la UE debe ser una opción», matiza.

El partido, sumido en tensiones ideológicas desde que Corbyn tomó las riendas en 2015, se ha debatido durante mucho tiempo para conciliar el sentir de las bases, más proeuropeas, con el de un tercio de sus votantes, que apoya la salida de la UE. En su carta, Corbyn sigue apostando por llegar a un consenso con el Ejecutivo para dejar a Reino Unido en una unión aduanera permanente y alineado con el mercado único.

Las conversaciones que mantuvo con la aún «premier» Theresa May en abril no llegaron a ninguna parte y no parece que el nuevo inquilino de Downing Street vaya a hacer progresos. Por este motivo, para el laborista, su principal objetivo sigue siendo el de intentar forzar unas elecciones anticipadas. «El Laborismo tiene un deber histórico crucial para salvaguardar los empleos y los derechos de los ciudadanos», matiza la misiva. En cualquier caso, Corbyn no especifica cuáles serían sus planes si llega a convertirse en primer ministro, es decir, sigue sin aclarar si trataría de negociar un nuevo Acuerdo de Retirada, convocaría un segundo referéndum o aceptaría los resultados de la histórica consulta de 2016.

La postura que defienden los sindicatos en caso de que los laboristas ganaran unas elecciones anticipadas es la de negociar un nuevo pacto con Bruselas y someterlo a referéndum. En ese escenario, la posición de campaña del partido y de sus diputados dependería «del tratado negociado», según el documento consensuado por las organizaciones de trabajadores afiliadas al Laborismo.

Lo cierto es que, a día de hoy, la convocatoria de elecciones generales se ve como una opción más probable que la de un nuevo referéndum. Sobre todo después de que la llamada «working majority» –la mayoría con la que el Ejecutivo puede gobernar– podría verse reducida a solo dos escaños. Eso contando ya con el apoyo de los diez norirlandeses del DUP, a quien los «tories» tuvieron que acudir tras perder la mayoría absoluta en 2017. La primera prueba de fuego para el nuevo «premier» llegará el 1 de agosto, cuando se celebren unas elecciones parciales en un distrito de Gales. La circunscripción de Brecon and Radnorshire tendrá que elegir diputado después de la dimisión del «tory» Chris Davies. Los sondeos apuntan a que los conservadores perderán un asiento que irá a los Liberal Demócratas. Esto pondría en una situación límite al futuro primer ministro, ya no solo para sacar adelante su plan del Brexit, sino para aprobar los presupuestos generales.