Terrorismo

Desarticulada en Libia una célula del Estado Islámico que pretendía enviar yihadistas a Europa

Aunque la estrategia se centra en la formación de "lobos solitarios" in situ, las bandas terroristas nunca han abandonado este sistema de infiltración

Atentado en la Basílica de Niza, Francia
Atentado en la Basílica de Niza, Francia

La noticia parece una más de las que se difunden para dar cuenta de la lucha contra las bandas yihadistas, pero no: El servicio de inteligencia libio ha desmantelado una célula de Daesh (Estado Islámico, Isis) dirigida por elementos sudaneses que facilitaban el transporte de personas desde su país y Chad hacia Libia para su tránsito hacia otros destinos.

¿A qué otros destinos? La respuesta está tan clara como la realidad del tráfico de inmigrantes ilegales desde las costas libias a Europa. Los yihadistas iban ser camuflados entre estas personas para infiltrarse en occidente con los fines que son fáciles de imaginar.

Algunos expertos antiterroristas tienden a dar escasa importancia a esta modalidad de penetración de los terroristas, y se centran en la detección de los actores --"lobos"-- solitarios, pero ya existen antecedentes, todos ellos dramáticos, en los que ha quedado demostrado que individuos llegados entre los inmigrantes cometieron crímenes atroces.

Brahim Aoussaoui es uno de los ejemplos. Fue el presunto autor del triple asesinato perpetrado, en octubre de 2020, en la basílica de Notre Dame de Niza, en Francia. De origen tunecino, llegó a Europa a través de la isla italiana de Lampedusa unas semanas antes. Cuando el terrorista pisó suelo italiano, fue puesto en cuarentena y posteriormente liberado con una orden de salir del país, pero la desobedeció y se fue a Francia.

Unos años antes, algunos de los autores de los atentados de París en 2015, entraron en Europa camuflados entre los inmigrantes ilegales. El belga Salah Abdeslam, único superviviente de los atentados, por los que ha sido condenado a cadena perpetua, se encargó de ir a buscar entre el 30 de agosto y el 2 de octubre de ese año a otros miembros del “comando” que se estaba constituyendo. Habían entrado en Europa con falsos pasaportes sirios, camuflados entre los inmigrantes que cruzaban el Mediterráneo. Pero fueron sus pasaportes falsos ofrecieron dudas y no se pudieron incorporar a la célula a tiempo.

Una vez en libertad, las Fuerzas de Seguridad de Austria los detuvieron, meses después de los atentados. En cuyo poder se encontraron números de teléfono de este país, griegos, italianos, ingleses, franceses, alemanes, belgas, turcos y, lo que es más preocupante, españoles. Se comprobó entonces que los arrestados iban a haber participado en los citados acciones criminales.

Adel Haddadi y Muhamad Husman, que así se llaman, se habían reunido, dos meses antes de los atentados, en la ciudad siria de Raqqa, con el entonces responsable de las “ataques en el exterior” del Estado Islámico, Abu Ahmad. Allí también estaban algunos de los terroristas de París. Al ser arrestados en Austria, se encontró en su poder dos billetes de tren Viena-París, lo que demuestra que mantenían la voluntad de seguir cometiendo atentados terroristas. Ya habían recibido dinero de su responsable en Siria.

Hay más casos, como el de algunos yihadistas detenidos por la Policía Nacional cuando llegaban a las costas levantinas desde Argelia con unos planes que quedaron frustrados. Uno de ellos, un rapero, hijo de un dirigente de Al Qaeda, que había combatido con el ISIS y que se suicidó en la cárcel. Y otros que se dirigían a Cataluña, probabelmente con la intención de pasar a Francia y perpetrar atentados.