La justicia internacional ha logrado un importante golpe contra la delincuencia transfronteriza. Rachid Chouakri, un criminal de 40 años, fue finalmente detenido el pasado lunes 9 de enero en la región fronteriza franco-alemana, poniendo fin a una intensa búsqueda que mantuvo en vilo a las autoridades.

El sospechoso, de nacionalidad argelina, había protagonizado una fuga de película el pasado jueves desde un tribunal de Ratisbona, en Baviera en Alemania, burlando momentáneamente el sistema judicial que lo había condenado a cadena perpetua en 2011 por un asesinato previo.

Además, de acuerdo con lo adelantado por el medio francés Le Figaro, Chouakri no era un delincuente común. Su capacidad para comunicarse en múltiples idiomas, sumada a su historial delictivo, lo convertía en un objetivo particularmente desafiante para las fuerzas de seguridad. La policía había sido enfática en recomendar que nadie intentara abordarlo directamente, dada su peligrosidad.

La captura en la frontera logró ejecutarse en el momento preciso, avitando consolidar su fuga

La detención de Chouakri representa un momento crucial en la persecución de un criminal que había demostrado una gran capacidad para evadir la justicia. Su huida, ejecutada mediante un aparatoso escape por una ventana de la sala de audiencias, había generado una movilización policial sin precedentes.

Las autoridades alemanas, específicamente la policía de Ratisbona, habían lanzado una búsqueda exhaustiva, solicitando la colaboración ciudadana y advirtiendo sobre el potencial peligro que representaba el fugitivo. Su perfil lingüístico, que incluye dominio de alemán, francés, inglés, árabe e italiano, había añadido complejidad a las operaciones de búsqueda.