Poder naval
Duelo de portaaviones: un cara a cara entre el Fujian y el USS Gerald Ford, los dos mejores buques de China y EEUU
Mientras el USS Gerald R. Ford representa la fuerza global de EEUU, el Fujian refleja una estrategia regional centrada en la modernización y la eficiencia tecnológica
China ha marcado un nuevo hito naval al poner oficialmente en servicio su tercer portaaviones, el Fujian, una gigantesca embarcación de 85 000 toneladas que simboliza el salto tecnológico más ambicioso en la historia moderna de su Armada. Con su entrada en operaciones, anunciada esta semana por medios estatales y confirmada por el Ministerio de Defensa, el país asiático se coloca por primera vez en más de ocho décadas como el único competidor directo de Estados Unidos en el ámbito de los superportaaviones de última generación.
El Fujian, bautizado en honor a la provincia costera frente a Taiwán, es el primero de fabricación totalmente nacional equipado con catapultas electromagnéticas (EMALS), un sistema que hasta ahora solo utilizaban los portaaviones estadounidenses. Su diseño de cubierta plana y su capacidad para operar cazas furtivos J-15T y J-35 consolidan a la Armada china como una fuerza de proyección marítima de alcance global. Con este buque, Pekín no solo amplía su flota —que ya cuenta con los portaaviones Liaoning y Shandong—, sino que redefine el equilibrio naval en el Indo-Pacífico, mostrando que su programa de modernización militar avanza a un ritmo que pocos habrían imaginado hace apenas una década.
El superportaaviones USS Gerald R. Ford se presenta como el buque insignia de la flota estadounidense, con un desplazamiento aproximado de 100 000 toneladas y dotado de avanzados sistemas, entre ellos catapultas electromagnéticas (EMALS), radar de banda dual, y propulsión nuclear que le permite permanecer largo tiempo en alta mar sin repostar.
Por su parte, el portaaviones chino Fujian, con un desplazamiento estimado en torno a las 85 000 toneladas, representa un salto significativo para la marina del país asiático: es su primero con sistema CATOBAR (catapulta y recuperación) y electromagnético, además de diseño de cubierta plana “flat-top”.
Una de las diferencias clave radica en la propulsión y en el ritmo de lanzamiento de aeronaves: el Gerald Ford emplea reactores nucleares, lo que otorga gran autonomía y capacidad de operación prolongada sin necesidad de repostar, mientras que el Fujian utiliza propulsión convencional con un sistema integrado de corriente continua, lo cual, si bien es innovador en eficiencia, limita su alcance frente al modelo estadounidense.
Además, el Ford dispone de más catapultas (cuatro frente a tres en el Fujian) y elevadores adicionales, lo cual se traduce en una mayor capacidad de generar salidas aéreas en un periodo de tiempo dado.
Aun así, el Fujian no deja de tener ventajas competitivas: al tratarse de un diseño más reciente, cuenta con tecnologías más "puertas abiertas" para actualización, menor coste unitario estimado (según algunas fuentes), y una escala que resulta más ajustada a los objetivos regionales de China, protección del entorno marino del este de Asia y proyección hacia el Pacífico Occidental. Para EEUU, el Gerald Ford está pensado para operaciones globales, lo que incrementa sus exigencias logísticas y de mantenimiento. De hecho, el programa Ford enfrentó retrasos y sobrecostes significativos.
El USS Gerald R. Ford sigue siendo la plataforma más potente diseñada hasta ahora, pero el Fujian marca que China ya juega en la misma liga de superportaaviones. En los próximos años, la eficacia real de ambos dependerá no sólo de las cifras en papel, sino de la experiencia operacional, el número de aeronaves embarcadas, la calidad del mantenimiento y de la integración con otros activos navales. En ese cara a cara de acero y aviación, el mundo observará de cerca quién marca la próxima era del poder naval.