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EE UU renueva su programa para espiar en el exterior
El Congreso da luz verde a la ley que permite a la NSA vigilar de forma indiscriminada a extranjeros y estadounidenses.
El Congreso da luz verde a la ley que permite a la NSA vigilar de forma indiscriminada a extranjeros y estadounidenses.
La sección 702 de la Ley de Vigilancia Extranjera (FISA Amendments Act) seguirá vigente sin mayores cambios durante otros seis años. Así lo aprobó ayer el Congreso de EE UU por 254 votos a favor y 164 en contra. La ley permite espiar las comunicaciones en el extranjero de individuos sospechosos de actuar como espías o terroristas, incluidos ciudadanos estadounidenses residentes fuera del país. La vigilancia comprende las comunicaciones telefónicas y los correos electrónicos, que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) puede controlar sin requerir antes una autorización judicial.
Una enmienda previa presentada por el congresista republicano Justin Amash y destinada a requerir la autorización del juez antes de autorizar la vigilancia fue rechazada por 233 votos a favor y 183 en contra. Paul Ryan, presidente del Congreso, había advertido de que «si aprueban la enmienda Amash, volveremos a los días en los que caminábamos a ciegas en el intento de proteger a nuestro país del terrorismo».
De nada sirvieron los intentos de determinados congresistas, tanto republicanos como demócratas, para prolongar las negociaciones de los posibles cambios a una ley siempre polémica. Entre los aspectos más controvertidos está el de la posibilidad de espiar a ciudadanos estadounidenses. Como recuerda el reportero Zachary Fryer-Biggs en «Newsweek», «los extranjeros no son beneficiarios de las garantías constitucionales y [de ahí que] los partidarios de la enmienda [Amash] creen que es ilegal recopilar información sobre los estadounidenses». Al respecto recuerda las palabras del congresista demócrata Ted Lieu durante el debate: «Espiar a los extranjeros sin hacer caso a la Constitución es correcto, pero no a los estadounidenses sin seguir la Constitución».
La semana había empezado terrible para quienes, como Ryan, habían hecho bandera de la 702. A las 7 de la mañana, Trump que amenazaba con descarrilar la ley: «El Congreso vota la controvertida ley FISA. Se trata de la ley que pudo haber sido usada, por la Administración anterior y otros para vigilar y abusar de la campaña». Inmediatamente después el presidente habría mantenido una tensa conversación telefónica con Ryan y se desdecía: «He dirigido personalmente el desenmascaramiento [de sus enemigos] y la votación de hoy es sobre vigilancia de delincuentes extranjeros en territorio extranjero».
La semana había empezado mal para quienes, como Ryan, habían hecho bandera de la 702. A las 7 de la mañana del jueves los estadounidenses despertaban con un tuit de Donald Trump que amenazaba con descarrilar la ley: «El Congreso vota la controvertida ley FISA. Se trata de la ley que pudo haber sido usada, por la Administración anterior y otros, y con la ayuda de un dossier falso y desacreditado, para vigilar y abusar de la campaña Trump». Inmediatamente después el presidente habría mantenido una tensa conversación telefónica con Ryan y, menos de dos horas más tarde, se desdecía: «Dicho lo cual, he dirigido personalmente el desenmascaramiento [de sus enemigos] desde que asumí el cargo y la votación de hoy es sobre vigilancia extranjera de delincuentes extranjeros en territorio extranjero. ¡La necesitamos! ¡Haz algo inteligente!». En su segundo tuit, según informaban Kevin Liptak, Jamie Gangel y Deirdre Walsh, de la CNN, habría participado Mike Pompeo, director de la CIA.
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