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Política

Crisis en Egipto

El Ejército defiende su mano dura

El general Al Sisi justifica la represión de los islamistas amparándose en la lucha contra el terrorismo, aunque matiza que «hay sitio para todos»

Soldados armados toman las principales calles de El Cairo ante posibles nuevas protestas larazon

El jefe del Ejército egipcio, el hombre que derrocó a los Hermanos Musulmanes el pasado 3 de julio había guardado un sospechoso silencio durante la semana más sangrienta y dramática que ha vivido el país desde la revolución del 2011. Tras la muerte de más de 800 personas, el general Abdel Fatah al Sisi apareció ayer finalmente en público y defendió la actuación de los militares y de las nuevas autoridades que dirigen el país tras el golpe que acabó con Mohamed Mursi.

Al Sisi aseguró, en un discurso ante mandos del Ejército y la Policía, que en Egipto hay «cabida para todos» pero que no permanecerá «impasible ante la destrucción del país y las amenazas contra la población».

En todo caso, dejó claro que el pueblo le había otorgado el mandato para «lidiar con el terrorismo», con las manifestaciones que él mismo convocó el pasado 26 de julio y que se tradujeron en una muestra de apoyo a la asonada militar contra el presidente islamista. Desde ese momento, la situación en Egipto ha degenerado hacia una confrontación abierta y brutal en las calles del país entre los islamistas y las fuerzas del orden, apoyadas en muchas ocasiones por los ciudadanos, que incluso han tomado las armas en contra de los Hermanos Musulmanes. «Los jóvenes del barrio ayudaron a proteger la comisaría y estuvieron en las calles junto a los policías para evitar que los Hermanos entraran en nuestra zona», explica a LA RAZÓN Samia, una mujer de mediana edad residente en un barrio humilde de El Cairo. «Claro que hay gente molesta con la violencia, con todos esos muertos, es una vergüenza!», dice, pero explica que los pocos que empiezan a ver con malos ojos la actuación de las Fuerzas Armadas y de Seguridad no se atreven a decirlo públicamente. «Ahora mismo estás con ellos o contra ellos», asegura Samia a este periódico.

El clima de opinión general sigue siendo muy favorable al Ejército, institución tradicionalmente respetada y querida en Egipto, y la única capaz de controlar al país. Mientras, la Policía, que había quedado completamente desacreditada tras la represión ejercida durante la revuelta del 2011 y los 30 años de dictadura del ex presidente Mubarak, ahora vuelve a ser considerada por el pueblo como una organización heroica.

Este fin de semana, tanto la Iglesia Copta Ortodoxa como la principal institución religiosa del islam suní, Al Azhar, se posicionaron claramente a favor del Ejército y la Policía, y no condenaron la violencia empleada por éstos en contra de los manifestantes islamistas. Mientras, el Gobierno reitera una y otra vez que se está ejerciendo la máxima contención y acusa a los Hermanos Musulmanes de estar detrás de los ataques contra comisarías e Iglesias en todo el país, que por el momento no están siendo investigados. El ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Nabil Fahmy, ofreció ayer una rueda de prensa dirigida especialmente a los medios internacionales, al igual que la que ofreció el día anterior un representante de la presidencia. Las autoridades interinas saben que ya tienen ganada la batalla de las mentes y los corazones de los egipcios, y buscan ahora convencer a la comunidad internacional, cada vez más alarmada por la sangre en las calles egipcias. Fahmy declaró ayer que la comunidad internacional «está más centrada en la contención del Gobierno que en los ataques contra los edificios gubernamentales». Los medios de comunicación egipcios también han lanzado una gran ofensiva, incluso retransmitiendo en inglés, en un intento de «mostrar» al mundo «la verdad» de los que está pasando en Egipto. «Qué piensan los EEUU y Europa? Por qué no entienden que el Gobierno de los Hermanos Musulmanes hubiera sido mucho peor que todo esto?», dice a LA RAZÓN Samih, un ingeniero de fe cristiana, asustado por los ataques contra su comunidad y al mismo tiempo por el futuro cada vez más negro que ve ante sí en Egipto. «Ellos (los islamistas) nos hubieran matado a todos», asegura.

Revisión de la ayuda internacional

Egipto revisará toda la ayuda internacional que recibe para comprobar si se utiliza de una manera «positiva», según aseguró ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmi. El ministro egipcio reconoció que «no son tiempos fáciles en las relaciones con muchos de sus socios tradicionales, como EE UU, pero insistió en que, a pesar de las opiniones exteriores, «las decisiones son exclusivamente egipcias». Fahmi se mostró muy crítico con las «contradicciones» de la comunidad internacional,que por un lado llama a la contención del Gobierno y las Fuerzas de Seguridad, y por el otro, guarda silencio ante la violencia antigubernamental».

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