El Cairo
Epitafio de una política exterior
Si todavía duda de que Barack Obama se haya cargado de forma irreparable la política exterior de EE UU busque un vídeo. Es el de la cantante egipcia Salma Elmasry, que insulta de forma salvaje a Obama por apoyar a los Hermanos Musulmanes y a los islamistas en general, maridando sus insultos con una imagen del presidente con barba y turbante de Bin Laden por un lado, y con labios gruesos y nariz de garfio por otro. Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin se marcha a El Cairo de «donde espera salir como paladín de la guerra al islam radical» después a Teherán. Cuando Putin, que es visto como el «carnicero» de los musulmanes chechenos y colaborador del genocida Irán y de Siria, es considerado un paladín más implacable en la guerra contra el terrorismo yihadista que EE UU, es que a nivel internacional las cosas están yendo mal.
Hasta ese extremo Obama ha destruido los intereses y la seguridad de EE UU. En 2007 prometió «reforzar la diplomacia del país» y «reconstruir las alianzas para hacer frente a amenazas comunes». En sus primeros años dijo a la ONU que iba a «inaugurar una nueva era de diálogo basado en el respeto mutuo». Avaló estas promesas «dialogando» con los enemigos. Se inclinó ante el monarca saudí Abdalá, y en El Cairo elogió al islam y se disculpó por los pecados de América con los funcionarios de la Hermandad Musulmana en primera fila. Con Rusia presionó «el botón del reinicio» y «trabajo duro», según dijo, para tender la mano a Irán. Mientras los mulás ponían en marcha sus centrifugadoras y sus acólitos masacraban a los militares en Irak y Afganistán, él les decía que «estamos dispuestos a avanzar sin condiciones». Al ayatolá Jamenei le suplicó «cooperación en las relaciones bilaterales» y se comprometió con el diálogo.
¿Y qué podemos mostrar como justificación de este diálogo «diplomático»? De la gente que dice liberar, sólo el 24% de la población de los países musulmanes tiene confianza en Obama y el 15% aprueba sus políticas y, mientras, Rusia domina la región y añade el insulto de conceder asilo a Snowden. En cuanto a Al Qaeda, que aseguró que estaba «en las últimas», sigue siendo una amenaza lo bastante extendida para forzar el cierre de 19 embajadas. Como miembro de la izquierda académica, Obama llegó a la Administración con muchos de sus prejuicios, incluído el tercermundismo sentimental que convierte a sus enemigos en víctimas del «imperialismo». Este vídeo debería servir de epitafio de esas nociones.
*Analista de la Hoover Institution de Stanford University y catedrático de la Universidad de California
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