Estafa
Estafó a toda la élite de EE UU con falsificaciones de Andy Warhol, y mientras cumple su pena ha encontrado un nuevo filón: los Labubu
Roberts, acusado de fraude y lavado de dinero, comercializa figuras coleccionables mientras cumple condiciones de fianza que le prohíben trabajar en el arte
Las muñecas peludas y coleccionables Labubu, con aspecto de elfos y expresiones exageradas, se han convertido en un fenómeno global. Pero su éxito ha traído consigo un mercado paralelo de falsificaciones, conocidas como “Lafufus”, y uno de los nombres que ha emergido en medio de la polémica es el de Roberts, un estafador reincidente que engañó a la élite estadounidense vendiendo falsos Andy Warhol.
Según una investigación del Miami New Times, Roberts vende Labubus en su tienda por 101 dólares, mientras que el distribuidor oficial, Pop Mart, ofrece el mismo modelo por 28 dólares. Aunque el producto comprado por el periódico pasó la verificación del código QR, usuarios de Reddit y expertos en Labubu señalaron inconsistencias en el color y la forma facial, calificando la figura como “una mierda”.
Pop Mart ha aclarado que la tienda de Roberts no está afiliada a la marca y recomienda comprar únicamente a través de sus canales oficiales. A pesar de ello, la cuenta de Instagram vinculada a la tienda de Roberts ha publicado mensajes conciliadores y agradecimientos a la comunidad coleccionista, sin confirmar ni desmentir la autenticidad de sus productos.
Roberts fue liberado bajo fianza de 250.000 dólares en abril, con la condición de no trabajar en la industria del arte, tras ser acusado de fraude electrónico, lavado de dinero y falsificación de obras de Warhol, incluyendo un retrato de la reina Isabel. Su galería en Miami fue allanada por el FBI, y su socio Carlos Miguel Rodríguez Meléndez se declaró culpable de participar en la conspiración.
Ambos enfrentan penas de hasta 30 y 20 años de prisión federal, respectivamente. La próxima comparecencia de Roberts ante el tribunal está prevista para el 14 de enero de 2026. Mientras tanto, su incursión en el mundo Labubu plantea nuevas dudas sobre los límites del coleccionismo y la reincidencia en el fraude.